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PEPE LÓPEZ HA MUERTO

 

Desde la cumbre de mis casi 90 años, el fallecimiento de un amigo más de 20 años menor produce, claro, el natural sentimiento, pero a la vez una reacción muy semejante a la que inspira algo injusto, sea cual sea el hecho o la circunstancia en que se dé. Pepe López y yo fuimos compañeros durante muchos años, pero amigos, amigos de verdad, unos pocos, desde que se incorporó a la Agrupación Europea llamado por Pepe Lidón, al que sustituyó como presidente y que tristemente le precedió por unos cuantos meses en este último viaje que todos hemos de hacer.

  

Colaboré en la labor de Pepe López en cuanto pude serle útil y admiré sinceramente su dedicación esforzada y entusiasta a una misión tan compleja y difícil como es fomentar la relación entre los empleados jubilados de las Cajas de Ahorros europeas. Era una forma de continuar en el mundo de las Cajas (orgullo de pertenencia) en el que vivió durante una gran parte de su vida.

 

Pepe no hacía las cosas a medias. También había trabajado duro durante un tiempo en algo tan alicantino como las Hogueras de San Juan. Y su gente tuvo un gesto sorprendente y muy emocionante: el día del sepelio, cuando iba a comenzar la misa en la abarrotada capilla del tanatorio, rompió el silencio el toque inesperado de un tabalet seguido de las notas, lentas y sentidas, de la dolçaina interpretando una solemne melodía. Si, emocionante de verdad.

  

Pepe amaba la vida, y la verdad es que en buena ley podría haberla disfrutado aún durante muchos años. Le gustaba la naturaleza, los viajes; le gustaba la cocina, era un excelente “chef” y contaba detalladamente, con delectación, sus logros cuando había preparado algo especial para su familia. Su familia, lo primero, por encima de todo lógicamente, estaba siempre en sus palabras: Esperanza, sus hijos, los nietos; era un abuelazo, yo me sabía al dedillo las habilidades y travesuras de cada uno de sus nietos.

  

A todos los suyos, con un fuerte abrazo les digo que me uno a su dolor. Y saben que lo digo muy sinceramente.

 

Hasta pronto, amigo.

Pascual Bosque

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