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VIAJE A SALAMANCA

(Del 25 al 31 de marzo 2011)

(por Francisco Navarro Balsalobre)


Día 25.- A las 9:15, y con buen tiempo, nos recogen en Alicante los compañeros procedentes de Murcia y Orihuela, y tras una parada técnica en Chinchilla llegamos a mediodía al Real Sitio de Aranjuez –donde aún resuenan los pasos y el espíritu de tantos personajes célebres de la Corte Española de los siglos XVII y XVIII (Carlos IV, Mª Luisa, Godoy, Goya, Fernando VII, etc.); comimos agradablemente junto al Tajo y reanudamos la marcha por el túnel de Guadarrama, una siestecita, y al rato avistamos en la distancia Salamanca. ¡Qué maravilla ver las esbeltas torres de su catedral, y múltiples iglesias y palacios!, atravesar el Tormes por el puente romano, ver la animación de sus calles…; acomodo en nuestro céntrico hotel, cena, un paseo por Rua Mayor y contemplar esa maravilla de Plaza Mayor iluminada y plena de agitación juvenil.

Día 26.- Iniciamos en compañía de una guía local nuestra visita por la monumental Salamanca, donde faltan palabras para describir su historia, arte y sobre todo el influjo que su universidad ha ejercido en la vida social, desarrollo económico, religioso e intelectual desde el siglo XIII, y los nombres que configuran esa historia: Francisco de Vitoria, Domingo Soto, Pedro Sotomayor, Gil Montañón, Churriguera, Villamayor, Fray Luis de León, Unamuno, y tantos otros, dan fe de estos acontecimientos. Qué decir de sus dos catedrales, Iglesia de San Esteban, de los Jesuitas, Palacio de Monterrey, Casa de las Conchas, Plaza Mayor,…estudiantes, calles rebosantes de gente, chateo en bares.

Día 27.- Con nubes, sol y fina lluvia, nos desplazamos para visitar Ciudad Rodrigo, ejemplo de ciudad fronteriza desde hace ochocientos años con Portugal; con estilo mezcla de fortificación militar (fortaleza, murallas, antiguos cuarteles), además de civil y religiosa (palacios de duques y condes, Catedral, Plaza Mayor), y siempre presente el recuerdo de sus dos sitios en la Guerra de la Independencia, primero el francés en 1810 y luego en 1812 el inglés. Seguimos hacia la Sierra de Francia para visitar el precioso pueblo de La Alberca, conocido por su peculiar arquitectura medieval y la manera en que sus habitantes han conservado, durante siglos, sus tradiciones y cultura. Fue el primer pueblo de España reconocido como Monumento Histórico Nacional en 1.940, si bien no ha podido sustraerse al influjo del comercio turístico (hicimos compra masiva, entre otras cosas, de sombreros de señora y caballero). Previamente disfrutamos de una excelente comida en el Hotel Abadía de los Templarios, enclavado entre 100.000 metros cuadrados de naturaleza en pleno corazón del Parque Natural de Las Batuecas.

Día 28.- Con tiempo similar al anterior, salimos hacia Zamora “La Bien Cercada” por su tres recintos amurallados, iniciando el recorrido por el Portillo de la Traición, que le permitió a Bellido Dolfos escapar de la ira del Cid tras dar muerte al rey Sancho; visitamos su catedral -la más antigua de Castilla-, el mirador sobre el Duero, Plaza de Viriato, varias de sus veintitrés iglesias románicas, el Parador, y tras un agradable paseo por sus calles para contemplar los edificios modernistas de principios del siglo XX (Zamora es Ruta del Modernismo Europeo), marchamos hacia la ciudad portuguesa fronteriza de Miranda do Duoro, donde comimos y posteriormente efectuamos el crucero ambiental por parte del Parque de los Arribes del Duero. Lástima que la lluvia desluciera bastante el recorrido.

Día 29.- ¡Por fín! Con tiempo totalmente despejado, salimos hacia Valladolid; con el eterno paisaje ocre y verde intenso de sus campos de cereal, tras pasar rozando el Archivo Histórico Nacional de Simancas entramos en Valladolid, la segunda ciudad de España -tras Vitoria- con mayores espacios verdes por habitante. Realmente es una gozada pasear por sus calles, amplias, limpias, con multitud de parques y jardines (Rosales, Zorrilla, del Príncipe); y qué decir de sus aspectos histórico y monumental, por algo fue durante seis años capital del Imperio Español. Aquí se casaron los Reyes Católicos, nació Felipe II, vivió Cervantes, Zorilla, Delibes...; qué decir del Colegio de San Gregorio, la Plaza Mayor, Iglesia de San Pablo, su inacabada catedral de majestuoso estilo herreriano, el río Pisuerga con su playa artificial “Benidorm”. Y como no todo ha de ser cultivar el espíritu y el saber, antes de comer aprovechamos la experiencia gastronómica en esta ciudad del compañero Octavio Seva y esposa, para degustar sus famosas y típicas tapas y mejores vinos; con ánimo y estómago alegres pasamos al restaurante para almorzar, que nos resultó gastronómicamente satisfactorio para todos.

A continuación visitamos Ledesma -Monumento Nacional- con su río Tormes, sus murallas y núcleo medieval, sus dos hermosos puentes, uno del siglo XX y otro del medievo, y tranquilamente regresamos a Salamanca para gozar viendo en televisión el triunfo de la selección española de fútbol.

Día 30.- ¿”Es que no ha de haber un trozo de tierra para poder ser enterrada en él?”. Así contestó esa gran mujer, Doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Ávila, cuando ya en sus últimos momentos de vida, sus monjas carmelitas le preguntaban dónde quería ser enterrada.

Esto ocurrió en Alba de Tormes, donde la memoria de dos personajes justifican de sobra la historia de esta localidad salmantina, El Duque de Alba y Santa Teresa. El primero por la gloria de la ciencia militar y artífice de los mayores triunfos militares de los Austrias como general invicto en España, Italia, Francia, Países Bajos, Alemania...; y la otra como máxima expresión del misticismo, monja coraje como reformadora del Carmelo, escritora insigne. Visitamos el castillo cuna de la Casa de Alba, la iglesia donde está enterrada Santa Teresa, nos ilustramos en el Museo Carmelita de sus cartas, escritos, hábitos, reliquias, para posteriormente almorzar y regresar a Salamanca, donde pudimos realizar las últimas compras de todo viaje.

Día 31.- Con tiempo magnífico iniciamos el regreso de fin de viaje; previamente efectuamos parada nuevamente en Aranjuez, donde tuvimos tiempo suficiente para un pequeño paseo por sus jardines y palacetes. Tras la comida seguimos hacia nuestras localidades de origen. En definitiva, un agradale y satisfactorio viaje para poder disfrutar de un magnífico clima de compañerismo y amistad.

Fotos de Vicente Jiménez

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