Índice de Documentos > Boletines > Boletín Mayo 2011
 

ADIOS A MIS NOSTALGIAS
(por Gaspar Pérez Albert)


     No quisiera llegar a parecerle a nadie muy pesado por seguir ensalzando la persona y figura de nuestro buen amigo Pepe López –ya le dediqué unos sencillos y sentidos versos en el anterior Boletín-, aunque si lo hiciera estaría más que justificado, dados sus indudables merecimientos. Sin embargo quisiera dejar patente un consejo que me dio la última vez que hablé con él, solo unos días antes de que nos dejara y que nunca olvidaré. Textualmente me dijo: “no dejes nunca de escribir” y, lógicamente, al escucharle sentí  una gran emoción.

     A estas alturas de mi vida, yo, como casi todos los que le conocimos, hemos sufrido un duro golpe que a muchos nos ha dejado “tocados” ante tan triste noticia que, desde nuestro punto de vista humano, nos ha parecido altamente injusta. En lo que a mí respecta, confieso que en principio estuvo a punto de acabar con una de mis pocas ilusiones, como son, precisamente, mis ganas de escribir. Pero gracias a sus palabras he recuperado mi ánimo para seguir redactando mis textos, haciendo caso a su emocionante consejo. Así pues, seguiré escribiendo lo mejor que sepa, con mucho gusto y como  homenaje de gratitud y respeto hacia el amigo Pepe.

     Y a propósito de escribir, debo decir que desde que empecé a hacerlo, hace solo unos años, y más aún, desde que empecé a colaborar con mis escritos en este nuestro Boletín, lo he venido haciendo poniendo mi mejor voluntad, y a pesar de ello observo que tal vez no he progresado demasiado en la calidad de los temas y en su redacción, ya que sigo escribiendo igual o parecido a como lo hacía en mis tiempos de estudiante.  Será, seguramente, porque quizás no sé hacerlo mejor. Y es por eso que algunas veces, no siempre, por supuesto, al intentar escribir, mi mente genera pensamientos que me sitúan en mis años de niñez y adolescencia, o sea, que en ocasiones llego a pensar y hasta creerme que tengo quince o veinte años. Y desde el punto de vista de un joven de esa edad, escribo, comento, e intento explicar lo que quiero decir, en muchos de mis escritos.

     Hay quien dice que cualquier tiempo pasado fue mejor y estoy de acuerdo con tal expresión, sobre todo porque el pasado, aunque haya sido difícil y duro, al menos ya ha pasado y no volverá y además es totalmente conocido, mientras que el futuro es del todo desconocido, incierto e imprevisible y nunca sabemos que pasará siquiera mañana o dentro de cinco minutos. Por eso me congratula sentirme como en el pasado en ciertos momentos de mi tiempo dedicado a la escritura. Tal actitud me ayuda a no sentir nostalgias, desterrándolas de mi mente, y, en consecuencia, a hacer también lo mismo con cualquier tipo de añoranzas. Además, pienso absolutamente seguir el consejo del amigo Pepe López, y al hacerlo, sin duda, también él me ayudará transportándome a mis años jóvenes, y una vez situado en esa época ya no tendré opción a sentir nostalgias ni añoranzas. Es otro motivo importante más para seguir recordándole positivamente, siempre.

     La vida futura, nunca sabremos las sorpresas que nos deparará, pero mientras Dios nos conceda la gracia de poder seguir vivos con una salud medianamente aceptable, hagámosle el favor de esforzarnos hasta agotar todas nuestras posibilidades para que no sea del todo cierto aquello de que fueron mejor los tiempos pasados y no tengamos nunca, para nada, porqué envidiarlos ni añorarlos.

Volver