Me preguntaba mi amigo Paco Mas de Crevillente (a quien los amigos llamamos François): “Oye Pepe si tú volvieras a nacer  ¿entrarías otra vez en la Caja de Ahorros…?” Era una pregunta difícil de contestar pero yo le dije de modo tajante:

     - “No, de ningún modo François. Si yo volviera a nacer me dedicaría al mundo de los negocios. Lo tengo muy pensado. Crearía un inmenso holding empresarial. Daría rienda suelta a mis ilusiones y acometería un proyecto grandioso, ¡un holding de carácter internacional!  Adquiriría empresas en débil situación económica, sobre todo del ramo de la alimentación, de las que recogen cash a diario. Empresas chocolateras, lecheras, alcoholeras, queseras, etc.… crearía una S.L. para cada proyecto, con gente de mi confianza, me abastecería de suficiente liquidez…”

     “… La liquidez necesaria para poder desarrollar un holding al nivel de mis sueños y de mis fantasías: solicitaría financiación a la banca, aplazamiento en los pagos a los proveedores y a las administraciones locales, libraría pagarés al público o participaciones en el capital social de mis sociedades.”

     - Pero hombre… las deudas tienen un vencimiento, tendrías que pagar alguna vez. - me dijo François.

     “Está todo estudiado. Llegado el caso de que no pudiera atender mis compromisos, me acogería al artículo 5.3 de la Ley Concursal, lo cual de momento, me blindaría de las reclamaciones anticipadas de la deuda, y ello me permitiría un stand-still con los acreedores para conseguir un acuerdo previo al Concurso de Acreedores…”

     - ¿Quieres decir que si alguien no puede atender las deudas con un banco puede acogerse a la Ley Concursal…?

     - “En absoluto amigo François, ¡en absoluto!. Pero la justicia en los casos corrientes aplica la legislación vigente, sólo cuando los acreedores son muchos y las deudas importantes, establece un orden y una sensatez y en ese momento aparecen los juristas, los asesores. Entonces la justicia aplica el bisturí y el escarpelo ¿tú no sabes lo que es un stand-still?

     - Yo  no…

     - “Es un acuerdo previo al Concurso de Acreedores para llegar a una entente… unas conversaciones para que los acreedores se vayan haciendo el ánimo de que no van a cobrar. Todo con una delicadeza al borde del sentimentalismo. Naturalmente son exquisiteces legales, situaciones jurídicas de cuello vuelto reservadas para juristas y empresarios de alto-standing. Después de la reunión seguramente nos iríamos a comer.”

     “Y llegado el Concurso de Acreedores yo sería ya una estrella mediática. Yo asomaría a los medios de comunicación con la gravedad que requiere el caso, como posando para un cuadro al óleo y diría solemnemente: “¡He creado 10.000 puestos de trabajo!”  En ese momento los flashes de los reporteros relampaguearían ante mis ojos, y yo haría una “V” triunfante con los dedos. En este mundo lo importante es la audacia.”

     “Si eres un honesto trabajador no eres nadie…y yo he pasado 50 años de mi vida, en una inveterada rutina, levantándome a las 7 menos cuarto de la mañana, a veces el jefe me controlaba de reojo cuando salía a desayunar… por eso si yo tuviera otra vida, me pondría del lado de los triunfadores, de los VIP, de los que pueden permitirse un stand-still… ¿Me comprendes Fançois…?”