Reflejos.- El amor es un espejo que refleja lo que se lo pone delante. Lo mismo es la soledad: si la quieres te consuela y reconforta, si la odias te hiere y mortifica.
La madre.- La madre deshecha en llanto, apretaba contra su pecho el cuerpecito de su hija muerta.
“No llores, Carmen, no llores, tienes más hijas” le decían las amigas.
Sí –decía ella- tengo más hijas, pero a esta ya no la tengo.
Tuyas o mías.- ¿Cuántas longanizas te comerías? Le decía en el monte un pastor a otro al acercarse la hora de la comida. ¿Tuyas o mías? Le contestó el segundo.