Eres mi vida y mi cielo,
motivo de mi alegría,
destino de mis anhelos,
halago del alma mía.
Tengo los pies en el suelo
y la cabeza muy fría.
Reconozco tus desvelos
y admiro tu valentía,
cuando me das tu consuelo,
sin el cual no viviría.
Mi emoción levanta el vuelo
y lo que tengo daría,
sin temores ni recelos,
porque al final fueras mía.
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