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AL HABLA CON...
MIGUEL ESCOLANO ESPAÑOL
(por Vicente Esteve Vera)


Fiel a su probada puntualidad, nuestro entrevistado llega a la hora convenida a la sede de JubiCAM para responder a las preguntas que nos permitirán conocerle en algunos aspectos inéditos hasta ahora. ¿Desde cuando jubilado y cómo lo llevas?
– Mi “defunción laboral” se produjo el día 1º de octubre de 1990, oficialmente, pero permanecí en mi puesto hasta el día 3 de noviembre del mismo año, fecha en la que expiraba el plazo dado por el Ministerio de Hacienda para decidir en las entidades de crédito si el Fondo de Pensiones se constituía Interno o Externo. Masivamente se decidió por el Externo. A partir de ese día inicié una nueva etapa de mi vida en la que, G. a D., en breve, cumplirá 21 años que he venido disfrutando, habida cuenta de que gozo de buena salud, bien es verdad que con las lógicas huellas del paso del tiempo, pero sin ningún añadido verdaderamente lamentable. De la juventud a la vejez no se llega por el mero hecho de jubilarte y yo tuve la suerte de hacerlo a los sesenta años, en muy buenas condiciones físicas y mentales ¡un chiquillo! Digamos que a estas alturas “la única tristeza de mi vejez no consiste en ser viejo, sino en haber sido joven” (no recuerdo donde leí esta frase) y no haber hecho muchas cosas que hoy pienso que pude hacer. 

¿Cómo es un día normal en tu actual situación?
– En mi caso resulta muy difícil manifestarte cómo transcurren normalmente mis días pues transcurren de muy diversas formas, empezando por la variedad de horario que tengo para iniciar el día, eso sí, no más tarde de las nueve y media –la de cosas que acometo cada día– y la de retirarme a descansar. Soy bastante anárquico en mis comportamientos en este sentido, y ello porque me da una sensación de la libertad que pienso tuve bloqueada durante mi etapa en activo. Tenía, entonces, un horario que cumplir ejemplarmente y unos requerimientos, desde distintos niveles, a los que tenía que atender continuamente. Cuando empecé a trabajar en la extinguida Caja de Ahorros de Novelda, por motivos que sería un poco largo de contar, decidí ser un “legionario” dentro de la profesión y me establecí una disciplina bastante férrea, lo que me obligó a ser muy estricto conmigo mismo y a tener una franja muy estrecha de libertad. Por ello, entenderás que haya procurado pasar de las prisas y urgencias profesionales al ¡mañana lo haré! En definitiva, procuro darle al espíritu y al cuerpo lo que en cada momento me demandan, siempre que quede “entre nosotros” y dentro de una permanente corrección hacia las personas y las cosas. Sentir que puedes hacer y hacerlo cuando te apetezca, tendrás que convenir conmigo que es enormemente gratificante. Procuro evitar programar a plazo y sí hacerlo cada día, exclusión hecha de los sábados en los que tengo gratas obligaciones familiares que cumplir –procuramos comer todos juntos–.

Queremos conocer tus aficiones, actividades, lecturas…
– Mis aficiones son bastante simples, creo yo: conducir me relaja mucho, y siempre, especialmente, cuando no hay destino predeterminado; en cuanto a lecturas, cuando siento que lo necesito me suelo asomar a “Antología de textos y citas” de Noel Clarasó o a cualquiera de las publicaciones de Dale Carnegie, un maestro de las relaciones humanas, tema que me apasiona; cuando quiero notar el paso del tiempo, ese tiempo que se nos va escapando casi sin darnos cuenta, me voy al campo en busca de un pastor alemán que tengo, y allí, sentados los dos mirando a ningún sitio, con un silencioso diálogo nos sentimos vivos y en la gloria; veo bastante fútbol por televisión; me gusta viajar y en la medida de lo posible hacerlo conduciendo yo.

Le pedimos nos haga un breve resumen de su vida laboral y esto nos dice:
– Entré el 2 de enero de 1956, con 26 años, en la Caja de Ahorros de Novelda siendo mi primer destino la oficina que se inauguró en Hondón de los Frailes, pueblo entonces con 300 habitantes. Pasé por oficinas de La Romana, Agost, Chinorlet, Salinas, Aspe, Monforte del Cid y Villena. Al no conseguir el traslado a Novelda, por razones familiares muy concretas pedí la excedencia. Trabajé un año en una empresa del mármol y reingresé el año 1966 para acompañar como Adjunto a la Dirección al recordado don Enrique Cantó en la etapa de relanzamiento de la Caja de Novelda. Como anécdota, habida cuenta de lo que nuestra CAM está sufriendo, me viene a la mente la primera y única inspección del Banco de España que soportamos en la Caja de Novelda: Estábamos en el despacho de don Enrique, Enrique Navarro y yo, entra un ordenanza y nos dice que dos señores que dicen ser Inspectores del BdE preguntan por el Director. Puedes imaginar nuestra sorpresa. Como primera providencia tomamos la decisión de que los pasen al salón del Consejo y que realice yo un primer acercamiento. Así lo hicimos; Navarro y yo iniciamos una conversación un tanto baladí, entrando en cosas más concretas poco a poco, hasta que transcurrido unos veinte minutos, uno de los inspectores nos dice: – No sé si ustedes se han dado cuenta de que nos están respondiendo a preguntas sobre la Caja sin habernos pedido que acreditemos documentalmente nuestra condición de Inspectores del Banco de España. ¿Qué ocurriría si resulta que no lo somos? Respuesta inmediata por nuestra parte: – Procuren acreditar su condición de Inspectores, porque si no lo fueran los corremos a bofetadas por todo el pueblo. ¡Eran inspectores! La cosa no empezó muy bien pero al cabo de unos días tengo que decir, en favor de ellos, que hubo una grata y correcta relación hasta que acabaron.

Al producirse la fusión ocupo el cargo de Director de la Zona de Novelda y en el año 1988, a instancias del entonces Director General Don Miguel Romá, me incorporo a la Central en Alicante como Director del área de Recursos Humanos hasta mi jubilación a los 60 años.

Y de tu vida personal y familiar ¿qué nos cuentas?
– Pues que nací en Aspe el día 21 de julio de 1930; mi madre es de allí pero vivía en Novelda. Coinciden estas fechas con las fiestas de Novelda y marchó a Aspe para tener mejor atención. A los pocos días regresó con uno más de familia. Hice el Bachillerato en el colegio de los Padres Reparadores de Novelda con el entonces famoso Examen de Estado. Jugué al fútbol y lo dejé para estudiar en Madrid. Al principio con los ahorros del fútbol y, cuando se acabaron, con la ayuda de casa estuve preparando el ingreso en la Escuela Especial de Peritos Agrónomos. Al no conseguirlo consideré necesario cambiar gastos por ingresos y acepté la oferta del entonces Director de la Caja de Novelda Don Jorge Beltrán. Me casé el 4 de enero de 1958 con Mª Mercedes Rizo, de Novelda, y tuvimos una pareja: el chico trabaja en la CAM y la chica en una óptica. Nos han dado 3 nietos y una nieta que son nuestra alegría.

Dinos lo mejor, lo peor y el gran sueño de tu vida:
– Mi familia por supuesto lo mejor, lo peor el fallecimiento de mi madre y una utopía: volver a empezar para tener la oportunidad de hacerlo mejor para mí, los míos y los demás.

El residir fuera de Alicante ¿significa un obstáculo para participar en las actividades de la Asociación o para incorporarte a su Junta Directiva?
– Es muy poca la distancia. Procuro asistir a los Foros y a las distintas celebraciones de JubiCAM. Lo paso muy bien y además me proporciona la alegría de encontrarme con compañeros y amigos. La Junta Directiva siempre ha tenido, y tiene, a las personas idóneas en cada momento.

Como estamos acabando no puedo dejar de recabar tu punto de vista sobre la actualidad de la Caja:
– Tristeza, necesidad de saber y un inmenso deseo de que torne a la normalidad para que al fin todos los que nos sentimos CAM dejemos ya de sufrir pero especialmente aquellos que día a día resisten en las “trincheras”. Aprovecho para darles a ellos y a todos los que hemos conformado la CAM un fuerte abrazo. Y acabo de la misma forma que lo hice en un artículo que me publicó el diario Información, en el que el escritor británico Oliver Goldsmith decía: “El espectáculo más hermoso del mundo es un hombre esforzado luchando contra la adversidad; pero hay un espectáculo todavía más sorprendente y hermoso, y es el ver a otro hombre acudir en su ayuda”.

El espacio que disponemos nos ha imposibilitado, una vez más, poder reflejar toda la entrevista pero con lo expuesto nos podemos dar una idea de la calidad humana de nuestro compañero. Gracias Miguel.

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