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MADRE SE MUERE
(por Gaspar Llorca Sellés)


     Madre nos deja… Dicen que la van a salvar, la reforzarán el corazón. No, no cabe la orfandad, no lo permite su  amor que siempre perdonó cualquiera deslealtad filial, nunca desfalleció. Nos inculcó ese amor fraterno que tanta dicha nos ha colmado y ahora ¡Dios!, todo se derrumba. Es de fe que su entrega al redentor nunca será absoluta.  Recemos por ella. Nuestra pasión filial salvará su recuerdo y lo mantendrá.

  

     La vehemencia nos ciega, madre siempre honrada y fiel a sus principios, si fue disipadora tenemos que perdonarla. Y admitir que de sus distintas uniones hemos nacido diversidad de caracteres, pero ella hizo posible una unión duradera y fuerte. Como toda madre tuvo inclinación por algunos lo que nos causó  celos a otros, pero siempre ella nos hizo ver luz en las mismas tinieblas. La unidad familiar era el peto imbatible que nos protegía y nos disipaba toda duda, tanto interna como del exterior.

  

     Recuerdos de infancia, de hace tiempo, mucho tiempo. Atravesamos una época muy mala, luchó con tanto ahínco que al final sus hijos fuimos  los preferidos de la vecindad, y no, no es vanidad, adquirimos una categoría que ha perdurado. No obstante la ostentación y las ansias de grandeza de nuevos hermanos mayores fueron fácil presa de las nuevas corrientes y la madre, algo coqueta y egoísta, siguió esas tendencias, con tanto sobresalto que su corazón no ha podido soportar.

  

     Aún no está muerta, os suplico a todos que sigamos queriéndola y que nunca olvidemos lo que fue, lo que ha sido para nosotros, y si bien desde ahora vive con un corazón prestado, seamos todos sus glóbulos que alimentan su vida nueva, aunque sea muy distinta de la que ella y todos nosotros hemos conocido.

    

     Siempre admirada y envidiada, nos cuesta y lloramos su decrepitud, admitamos que como todo ser vivo nace, crece, se desarrolla y muere. Nunca olvidaremos su época de esplendor y que cada hijo suyo lleve en su pecho grabada su imagen, y ese orgullo lo mantengamos siempre y no lo perdamos por nada del mundo.

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