No importa que me azote el viento… sigo
-ansioso de la meta más lejana-
echando mi semilla en la besana
para esperar el parto de mi trigo…
¡No importa el vendaval!... En el abrigo
de la ilusión por que mi afán se afana,
aliento la esperanza de un mañana
de brisa, luz y primavera… Os digo
que es hermoso seguir siempre adelante
por la ruta dorada del ensueño
como incansable Caballero Andante…
Os digo que, impulsado por La Idea,
quisiera cabalgar en clavileño
para desencantar a Dulcinea