Quien por primera vez visita esta hermosa región del Valle del Loira, queda gratamente sorprendido por su maravilloso paisaje; sobre una planicie totalmente verde aparecen grandes extensiones de arbolado entre los que destacan castaños, chopos y sauces, que se complementan con numerosos jardines de flores donde sus variados colores hacen que la visión sea un verdadero gozo. Todo ello regado por el Loira, río que tiene la característica de tener en su cauce pequeñas islas con arbolado y por el que en determinados lugares es navegable y se puede transitar por medio de embarcaciones turísticas y disfrutar del frondoso paisaje y, además, se pueden divisar pequeños palacetes y las cuevas que hay enclavadas en los montículos que circundan el río. Zona especialmente relevante por su historia de la que pueden dar fe los numerosos castillos que se han mantenido a través de los siglos, entre los que son de destacar los de Chenonceau, también conocido por el de las Damas, edificado en el cauce del río Cher sobre los pilares de un molino fortificado y el castillo de Chambord, el más grande de los situados en la región del Loira y uno de los más reconocibles en el mundo debido a su arquitectura renacentista francesa y que en principio fue construido para servir sólo como un pabellón de caza para el rey Francisco I.

     Y llegamos a París. ¿Qué se puede decir de esta fascinante ciudad que no se haya escrito? En esta gran metrópoli se juntan el arte con el perfume, la moda y el ocio con sus innumerables monumentos y su gastronomía, es un lugar para recorrerlo con detenimiento y conocerlo a fondo, por algo es el destino turístico más popular del mundo, con más de 26 millones de visitantes  extranjeros cada año. Indudablemente el arte acumula su atributo más valorado: estatuas, arcos, monolitos, obeliscos, pirámides, capitolios, sepulturas, mausoleos, panteones, entre otros, están ubicados por distintos lugares y cuenta con muchos de los monumentos más famosos y admirados del mundo: La Torre Eiffel, con más 300 metros de altura desde donde se divisa una panorámica excepcional de esta ciudad; el Arco del Triunfo al que se puede acceder hasta su techo, dentro del Arco se encuentra un museo que explica su historia y construcción; el Arco de la Defensa que alberga oficinas gubernamentales; la Basílica del Sacré Cœur situada en lo alto de la colina Montmartre, cuyo barrio fue cuna de los impresionistas y de la bohemia parisina del siglo XIX; La Catedral de Notre-Dame, una de las catedrales francesas más antiguas de estilo gótico; el Palacio Nacional de Los Inválidos, que originariamente se utilizó como residencia real para soldados y militares franceses retirados, lisiados y ancianos; el Teatro Nacional de la Ópera de París, edificio grandioso y muy atrayente, tanto por su exterior como en su decoración interior, las lujosas arañas de luces, pinturas, terciopelos y columnas brindan al visitante su especial encanto; el Louvre, el museo más famoso y visitado del mundo, que alberga en su interior verdaderas joyas de pintura (La Gioconda) y escultura (Venus de Milo), éstas solo son un ejemplo de su gran tesoro artístico; el Museo de Orsay dedicado a las artes plásticas del siglo XIX y especialmente famoso por sus fondos del impresionismo; el Museo Nacional de Historia Natural dedicado fundamentalmente a la conservación y difusión de la cultura científica; la Avenida de los Campos Elíseos, una de las más importantes de París considerada como la más hermosa, famosa y elegante, además, es la zona de compras más exclusiva y cara del mundo, ya que cuenta con las tiendas más distinguidas a nivel mundial.

     De todo esto y muchas cosas más son las que han podido disfrutar los compañeros de JubiCAM que han participado en este viaje. Ha valido la pena esforzarse en madrugar y en hacer camino durante siete días, para poder cubrir el amplio programa que se había preparado y que posiblemente siempre recordaran con agrado.