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TEMAS MONETARIOS Y FINANCIEROS
(por Vicente Llopis Pastor
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VALORACIÓN DE LOS ACTIVOS BANCARIOS

 

     Una de las cuestiones que más literatura ha generado a lo largo de la historia, tanto en contabilidad como en teoría económica, es el cálculo del valor de los bienes. Diferentes teorías tratan de este concepto por la vía objetiva, subjetiva, de costes de producción, retribución del trabajo, precio de mercado, coste marginal, etcétera. Cuando se trata de activos financieros parece resultar fácil el cálculo de su valor, aunque en realidad es complejísimo. En principio tenemos su valor nominal, que es el importe fijado en el documento por el que el emisor (deudor) reconoce el nominal y sus cláusulas adicionales,  ante el propietario, poseedor o tenedor (acreedor). Hasta ahí muy sencillo.

  

     Pero hete aquí que los activos financieros suelen ser negociados en mercados primarios o secundarios y su valor real fluctúa y puede ser muy distinto del citado nominal, al alza o a la baja. Además está la “confianza” que los terceros tienen sobre las características y condiciones de emisión y sobre las cualidades del propio emisor. Añadamos el grado de mora o insolvencia, por las dificultades de hacerlos líquidos, es decir, transformarlos en dinero cantante y sonante. Concluyendo, algo tan fácil como el valor de un activo financiero, como podría ser el nominal y sus cláusulas adicionales, no es una referencia que sirva para casi nada en el tráfico mercantil.

   

     Añado a lo anterior la práctica aceptada de forma general en la que un tercero, que se supone experto y conocedor del mercado, los califica según unos estándares que se aceptan de forma generalizada. Estos terceros son las llamadas empresas de “rating”, a las que se les está dando una sabiduría soberana, casi propia del Oráculo de Delfos, cuyas calificaciones son tomadas como la total y única pureza valorativa.

  

     Y digo todo esto porque en los tiempos que vivimos la generalizada crisis financiera está dando lugar a criterios de valoración de activos muy dispares y que, en cierto modo, están trasladando una desconfianza a los mercados financieros, en los que raro es el día en el que no nos hablan de quitas en las emisiones de deuda soberana, tasas de morosidad en préstamos y créditos bancarios y otras desconfianzas que minusvaloran los activos y cuentas de resultados de las entidades financieras. Un ejemplo de ello es la Caja del Mediterráneo, cuyos balances y cuentas de resultados presentados oficialmente por sus administradores no fueron aceptados por sus potenciales socios del SIP del Banco Base. Incluso las propias cuentas de la CAM del año 2011 han sido recalculadas a la baja por el FROB que tiene intervenida la CAM.

  

     Otro ejemplo son los nuevos criterios de valoración inferior de la deuda soberana periférica que lleva varias reuniones de la Unión Europea para tomar decisiones sobre algunas posibles quitas y consiguiente recálculo de los activos en el balance de los intermediarios financieros. Ello va a traer consecuencias directas en los coeficientes de solvencia y en la necesaria liquidez para la concesión de préstamos y créditos.

   

     Curiosa situación la que está viviendo el Sistema Financiero Español y la confusión que nos está trasladando la Unión Europea y que, según los criterios de valoración de los activos bancarios que decida aplicar, nos encontraremos con diferentes aceptaciones del grado de solidez de las finanzas europeas y del euro como moneda única.

 

SEQUÍA DEL CRÉDITO BANCARIO

 

      Este artículo es una continuidad del que le precede más arriba referido a la valoración de los activos bancarios. El miércoles 26 de octubre de 2011 tuvo lugar una de las más importantes cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en cuanto a temas financieros y de consolidación del euro como moneda única. Cuando lo que ahora estoy escribiendo salga a la luz ya será harto sabidos los resultados de la citada Cumbre; o séase: a) Quita del 50% de la deuda soberana emitida por Grecia; b) Elevación de los coeficientes de capital hasta el 9% para las entidades bancarias con riesgo sistémico, que para el caso español suponen más de veintiséis mil millones de euros; c) Admitir el apalancamiento del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) hasta un billón de euros. ¿De dónde va a salir toda esta astronómica cifra de dinero?

  

     No lo veo muy claro. Tal vez de China, país que posee dinero a manos llenas fruto de su enorme crecimiento y de las siderales cifras de divisas que acumula por sus abultados y continuos superávits de exportaciones. La Unión Europea le ha pedido dinero, pero veremos qué es lo que hace China. Si accede a traerlo a Europa el gigante chino impondrá sus condiciones.

   

     Mientras tanto, el destino de la liquidez que circula por Europa se irá acumulando en cubrir las quitas de la deuda soberana y en alcanzar los nuevos coeficientes obligatorios de solvencia de las entidades financieras. Y con mayor razón lo será en España, con el resultado de que el crédito de los Bancos a los particulares tenderá a ser cero, es decir, va a desaparecer temporalmente, con lo que significa de tragedia para muchos ciudadanos y pequeños empresarios.

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