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LA PETANCA Y LOS JUBILADOS
(por Toni Gil)


En un programa-concurso de televisión, uno de esos que ahora proliferan quizás por la crisis que nos ha sobrevenido, una pareja de cincuentones largos dicen que la petanca es para los jubilados, y lo dicen sino despectivamente sí con cierta sorna. Confieso que comencé a jugar a la petanca en Montemar cuando tenía unos 16 años, y los “pies noir” comenzaron a aparecer por Alicante, desplazados del norte de África; muchos de ellos, como se sabe, eran nietos de emigrantes alicantinos que en la depresión de los años veinte buscaron nuevos horizontes para saciar el hambre y las necesidades; otros, eran hijos de los que tuvieron que salir pitando en 1939, por razones políticas.

   

También recalaron en nuestra provincia familias afrancesadas que hubieron de abandonar las colonias precipitadamente. Uno de estos galos apareció por el club del Plá, y a los jóvenes –entre partido de hockey o entrenamiento de vóley– nos enseñó los rudimentos del juego.

 

No trato de justificarlo como deporte, en el sentido olímpico del término, ni mucho menos. Pero tacharlo de actividad exclusiva de pensionistas es desconocerlo de cabo a rabo. Con grandes interferencias a lo largo de casi cincuenta años –debidas a la familia y al trabajo– aún sigo jugando, y en los últimos años dos veces a la semana, entre 3 y 4 horas en cada ocasión. Sí, ahora tienen razón los concursantes… si se refirieran a mí y algunos de mis compañeros de juego.

  

Sin embargo, el contrapunto está en la categoría juvenil. Por ejemplo, este año en Les Franqueses del Vallés, Barcelona, se disputó un open internacional de selecciones nacionales; el mismo mes, en Almería, se jugó el torneo, también internacional, Ciudad de Viator. A primeros de octubre, en el barrio de Rabasa se disputó otro open internacional. En mayo, primero la fase previa  en  Mallorca  y después la definitiva en Torrelavega, se desarrolló el campeonato de selecciones de comunidades, y próximamente, en Antalya (Turquía) se celebra el campeonato mundial. Tanta actividad no es cosa baladí.

 

Aunque yo no tengo licencia federativa, como tantos, hay 27.437 jugadores “oficiales”,  según informa el Consejo superior de Deportes (más que de rugby o gimnasia, por ejemplo) inscritos en 1.134 clubes (más que en atletismo o judo).

   

Y termino con algunos comentarios de la propia página de la Federación:La Petanca tiene la ventaja de no ser cara y de poder practicarse en todas partes y por cualquier persona. Hombres o mujeres, ancianos o niños, fuertes o débiles, todo el mundo puede tirar bolas y nadie está excluido. La Petanca no conoce ni sexo, ni edad, ni procedencia ni condición social y ofrece el abanico completo de las capacidades. Las decenas de miles de adeptos regulares que se apasionan lo suficiente para adquirir una licencia, saben que la petanca es un deporte que exige aptitudes mentales y físicas que salen de los límites del banal pasatiempo”.

tonigil@ono.com

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