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A FER HERBETES
(A coger hierbas)
(por Salvador Mas Mas)


Había un dicho que rezaba: "hay tres jueves en el año que relucen  más que el sol, que son Jueves Santo, Corpus Cristi y el día de la Ascensión".

  

Una costumbre que se mantiene muy arraigada en la comarca del Baix Vinalopó, especialmente en Elche y Crevillent, es la de ir al monte para coger hierbas aromáticas, a las que se les atribuyen también propiedades medicinales.

  

El final de la primavera era la época apropiada pero de una forma especial se marcaba el día de la Ascensión. Se quedaba en grupos de amigos y, fiambrera en mochila, se dirigían al monte a cumplir con la tradición. Al dejar de ser festivo este jueves, la tradición se modifica, ampliándose a cualquier día, especialmente en la segunda quincena de mayo y primera de junio. Ello, no obstante, son muchos los jubilados que se mantienen fieles a la arraigada costumbre.

  

Los más expertos tan sólo llevaban las tijeras (no todos) como  única herramienta. Las lomas más bajas de la sierra, como el Pantano de Elche, la Garganta, la Peyna i Sendra, el Castell Vell y hasta la zona del Pouet de la Mel, responden con generosidad a las lluvias primaverales y, como si de un parto se tratara, la sierra se ofrece generosa a los sentidos. El cantueso (cantahueso), tomillo (tomellet), rabo de gato (rabo i gat) y el romero, alegran nuestra vista y recrean el olfato.

  

En estos tiempos pasados, no tan lejanos, una vez que se había recogido lo deseado, utilizando el esparto se confeccionaba la guita con la que ataban las matas formando dos fardos, (dinaes, decíamos por aquí) que unidos entre sí por  la cuerda, se colocaban, uno a la espalda y el otro en el pecho. Orgullosos de la carga se ponía rumbo a casa.

 

Quiero recordar que en la procesión del Corpus, el recorrido de la Custodia, en alguno de los altares que se preparaban se utilizaba el romero para adornar de verde, al propio tiempo que se perfumaba el ambiente.

 

Otra de las utilidades que se daba al romero,  y especialmente al tomillo,  era la de que sirviera de alimento a los caracoles serranos que permanecían guardados en jaulas o “sarnachos” esperando el momento de encontrarse con el conejo y el arroz en suculenta paella. Los caracoles alimentados así no perdían el sabor que les da su nombre.

 

Hoy mantenemos esta costumbre pero con especiales recomendaciones. Es necesario llevar siempre unas tijeras con el fin de cortar la parte superior de la planta, dejando cuerpo para que se reproduzca. Es importante recoger sólo lo que vas a utilizar. Para que sobre en casa que se quede en el monte y se reproduzca.

 

Pronto veremos una nueva primavera y si las esperadas lluvias vienen, se volverá a hacer el milagro y volveremos al monte a "fer herbetes".

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