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Desde hace unos tres días el Abuelo se ha puesto mal… muy mal… Los mayores dicen que ésta no la podrá resistir… que la biología del tiempo no perdona y que… tal como lo ven… no puede durar mucho…
Sin embargo… él continua reposado y tranquilo… como si supiera lo que se le acerca… aún cuando en sus momentos de lucidez saque a relucir esa “patxorra” que tanto ha caracterizado su trayectoria vital…
Ayer pidió que le trajeran a sus nietos… pretendía despedirse de ellos… Cuando nos tuvo a todos alrededor de su cama nos dijo…
.- Mirad… estoy seguro que el Abuelo no va a tener más oportunidades… por tanto os voy a dejar un mensaje para que cuando lo tengáis presente y pongáis en práctica haya un rinconcito en vuestro corazón de recuerdo para mí… y añadió…
.- “Sed siempre fieles a vosotros mismos… os hará mas libres”
.- Os lo contaré de otra manera… más sencilla… para que me comprendáis mejor…
.- Había una vez un joven al que la amargura le debilitaba el alma... que gran decepción tenía por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las personas... al parecer... pensaba... ya a nadie le importaba nadie.
Un día dando un paseo por el monte... vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido... y que no podía valerse por sí mismo.
Le impresionó tanto al ver este hecho... que regresó al siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual... Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía... la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.
Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico... hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales... se dijo:
.- No todo está perdido... Si los animales... que son inferiores a nosotros... son capaces de ayudarse de este modo... mucho más lo haremos las personas.
Y decidió hacer la experiencia... Se tiró al suelo... simulando que estaba herido y se puso a esperar que pasara alguien y le ayudara.
Pasaron las horas... llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda... Estuvo así durante todo el otro día... y ya se iba a levantar... muy decepcionado y con la convicción de que la humanidad no tenía el menor remedio... hasta el punto de que sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento... la soledad del enfermo... la tristeza del abandono... su corazón estaba devastado... y casi no sentía deseos de levantarse.
Entonces allí... en aquel instante... lo oyó... Con qué claridad... qué gozo!... una hermosa voz... que muy dentro de él le dijo:
.- “Si quieres encontrar a tus semejantes... si quieres sentir que todo ha valido la pena... si quieres seguir creyendo en la humanidad... para encontrar a tus semejantes como hermanos... deja de hacer de tigre y simplemente sé la liebre”.
.- “Sed siempre fieles a vosotros mismos… os hará más libres y más sinceros a los que os rodeen… tened en cuenta que cuando dejéis de ser vosotros mismos siempre habrá alguien que lo sea en vuestro lugar… que ocupe y domine vuestra personalidad…
Dio media vuelta sobre su cama y se quedó tan “pantxo”…
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