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- DON EMILIO VARELA: PINTOR
 
Ha transcurrido más de medio siglo (55 años) desde el fallecimiento del insigne y brillante pintor, creador de la pintura moderna de nuestra tierra. * (En este dibujo retrato de don Emilio Varela, ya se advierten los estragos de la vejez, en los años 50. Preso de una depresión, vendía pocos cuadros: los autoretratos y fotos cuando estaba en su plenitud no se parecen a este último: Antes tenía la tez muy morena, el pelo color azabache, y aspecto saludable. Yo he pintado su rostro ya cercano a su muerte)

Fue el gran enamorado del paisaje alicantino; cuidaba sus trazos de colores dando vida a la naturaleza e idealizándola.

Poco comunicativo, sin embargo al hablar se hacía evidente su gran cultura sobre pintura, literatura y arte en general. Serio, a veces se encerraba en sí mismo, sobre todo cuando pintaba. Su rostro reflejaba una gran personalidad, daba la sensación de un hombre enfadado, lo que no obedecía a la realidad. Recordaba su rostro al músico Beethoven por la semejanza de sus rasgos.

Amigo de sus amigos y de todo el mundo, humilde, su modestia y cortedad de espíritu impidió que su maravillosa obra se expusiera fuera del ambiente de Alicante. Pobre en medios económicos, ni aún contando con el esfuerzo de sus numerosos conocidos y amigos se logró que se produjera dicho evento, limitando sus posibilidades.

Amigo de mi familia, nos visitaba en la Playa de San Juan cuando los almendros mostraban sus flores de color blanco o rosa pálido o un bello violeta. En ocasiones, en esta floración, siendo yo un mozalbete le acompañaba para verle pintar en los alrededores de nuestro chalet, y le portaba su caja de pinturas y el taburete que le servía de asiento, en tanto él transportaba el lienzo y el caballete; mientras realizaba su labor me daba un folio de cartulina y ceras de colores para que yo dibujara durante la espera. Así se estableció entre nosotros un cierto compañerismo, entre un hombre maduro y un muchachuelo.

Algunos años antes de su fallecimiento me regaló un cartón pintado por él y firmado. Se trata de un contraluz representando un almendro en primer término, florido, muy bello, con sus peculiares azules y grises muy matizados.

Fue siempre afable y generoso conmigo. Mi afición a la pintura, y a pintar, fue impulsada por don Emilio.

En sus sesenta y cuatro años de existencia realizó una extensa obra pictórica que, a medida que transcurre el tiempo, es más valorada y nos maravilla más.

Le debemos un gran agradecimiento a tan gran artista, que nos dejó con el legado de su maravillosa obra la imagen idealizada y poética del Alicante de su tiempo.

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