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TABARCA: ´ISLA DE LOS POETAS´
 
Fue el gran poeta modernista Salvador Rueda quien bautizó isla de los poetas a la alicantina Planesia o Nueva Tabarca con motivo de su llegada a la misma en 1908 a instancias del ingeniero Antonio Sanchis, si bien el viaje lo realizó por invitación de Gabriel Miró como así lo confesó paladinamente: “Nunca agradeceré bastante a la diosa casualidad haber tenido el honor de conocer en Madrid, en casa de Felipe Trigo, a Gabriel Miró”, lo que corroboró en otro momento: “A instancias de un gran espíritu, el de Gabriel Miró, pluma toda alma y luz, me decidí a conocer Alicante, que hoy es uno de los cultos religiosos de mi corazón”.

La circunstancia determinante de la amistad entre los dos escritores fue el homenaje que el 15 de febrero de dicho año se rindió en Madrid a Miró por haber conseguido su novela Nómada el premio de “El Cuento Semanal”, fallado por un jurado compuesto por Ramón María del Valle Inclán, Pío Baroja y Felipe Trigo.

El poeta de Benaque (Málaga) llegó a nuestra capital en la mañana del 22 de abril y, al día siguiente, acompañado de Antonio Sanchiz, Gabriel Miró y Emilio Costa, marchó a Tabarca, su mesa sagrada, de la que trazó esta imagen pocos días después: “Tiene la isla la forma de una guitarra: lo que es pecho fórmalo el agrupado caserío con la iglesia, que parece, en lo alta y corpulenta, la clueca cerca de la cual se agrupan los polluelos o casas. La parte baja del instrumento contiene el faro, la torre y los trigales abiertos como áureos tostaderos a la luz del sol.
Y el boquete de la guitarra, que está en su cintura, es el cementerio. Cerca de él, grandes redes tendidas, maromas que cruzan, palos de barcos forman el cordaje del inmenso instrumento moro (...) Pues en el sitio mismo donde en esta gran vihuela de la isla está el amarradero de las cuerdas es donde vive y está a disposición de los alicantinos este devoto habitador del instrumento.
Soy, pues, una de las cuerdas de la guitarra”.

El símil reaparece a ritmo de soneto en la primera parte de su poema La Isla de Tabarca:
“Isla gentil que siempre te deseo;
de una guitarra tienes la figura;
donde se ata la larga encordadura
está la soledad de mi recreo”.

Salvador Rueda, que visitó en otras ocasiones nuestra isla, fue galardonado por el Ayuntamiento de Alicante -26 de junio de 1908- con el honrosísimo título de Hijo Adoptivo.

Ahora, a modo de colofón o de corona, recordemos algunos textos de autores alicantinos referidos a la “isla de los poetas”.

Así, Azorín: “Magia en Tabarca. Prestar atención a la isla. Una isla de azul y de rosa. Una isla como un jirón de sutil cendal sobre el mar”.

Así, Gabriel Miró: “La isla de Tabarca, que siempre tiene un misterio de azul de distancias, como hecha de humo, mostrábase cercana, clara, desnuda y virginal”.

Y Miguel Signes, nuestro inolvidable y querido amigo y compañero:
“La isla, lentamente, iba emergiendo del agua. Fue primero algo así como una hilacha longitudinal de algodón oscuro. Luego, la hilacha tomó consistencia y grosor. Ya era tierra(...) La parte central de la isla se presentaba hundida, sin relieve apreciable, como el lomo de un asno aplastado por el martirio de la carga”.

 

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