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AL HABLA CON ...

 

ANTONIO ORTS GOSALBEZ

 

Vicente Esteve

 

Martes, 3 de Octubre, 11 horas. Entro en el despacho que “los europeos” tienen en el local social de la calle Santiago y después de los saludos de rigor, me dirijo a una de las mesas y digo: Hola, Antonio, vengo a hacerte unas preguntas. ¡Y se creía que eran para el viaje del Euroencuentro a Sicilia!

¿Qué haces aquí todos los días?

Colaborando con Pepe López, desde el 2001, en la organización de los Euroencuentros, tra-ducciones, distribución del Boletín anual de la Agrupación Europea de Jubilados y Pensionis- tas de Cajas de Ahorros, Bancos e Instituciones Afines; esto sirve como terapia ocupacional, ya que necesitaba cubrir mi tiempo libre. Por otro lado, soy alumno de la Universidad Permanen-te y me he matriculado en diversas asignaturas, habiendo acumulado hasta le fecha más de 70 créditos. Precisamente en el mes de junio pasado se publicó la fotografía del grupo de diplomados “Senior” presidida por el Rector de la Universidad, acto de entrega que fue muy importante para mí, que nunca había recibido un título de manos de una autoridad académica, y por eso te lo cuento.

¿Y qué otras aficiones tienes?

Me gusta la fotografía, el dibujo, la música y la pintura, por cierto que la acuarela no se me da-ba mal cuando era joven, y ahora quiero reto-marla haciendo algún curso, cuando tenga en mi casa un espacio apropiado. Leo novela his-tórica y últimamente poesía. Mi libro de cabece ra hoy son las obras de los hermanos Machado.

Ya que has dicho “cuando era joven”, ¿dónde naciste?

En Alicante, barrio del Pla, el 28 de marzo del 42. La fecha marca, la postguerra y el signo de Aries (cabezota, voluntarioso, etc.) que en mi caso creo que se cumplen. Las casas de mi ba-rrio eran de planta baja, cerca de la antigua fá-brica de tabacos, y tanto mi padre como mis abuelos, paternos y maternos, trabajaban allí, y la tradición continúa con mi único hermano, Juan. Jugábamos en las calles del barrio, que eran entonces de tierra, y las madres las rocia-ban para que no se levantara polvo, barrían  las

 

aceras, y la tertulia de los mayores se formaba a la puerta de las casas, sacando cada cual su silla. Los veranos los paso normalmente en el pueblo de Guardamar.

Y siguiendo con tu infancia y adolescencia ¿Qué estudios realizaste?

A los cinco años me llevaron a la escuela de Don Varó y lo recuerdo con gran cariño. Eran “maestros” formados según la filosofía de la Escuela Modelo de Alicante, partidarios de “la letra con sangre entra”, y pegaban con la palmeta. ¡Eran otros tiempos!, con los tinteros de plomo y las plumillas de lata. Recuerdo que compartíamos la clase alrededor de 80 alumnos con un solo profesor, y él sólo se bastaba. Allí estudié hasta cumplir los 14 años, en que empecé a trabajar y continué por las noches en clases de apoyo hasta obtener el título de profesor mercantil.

Ahora te pregunto por el trabajo ¿Dónde has desarrollado tu vida laboral?

Empecé, como te he dicho, a los 14 años su-pliendo a un funcionario de Obras Públicas, que estaba en la “mili”, me daban 500 pesetas y con ello pagaba mis estudios en la Escuela de Comercio. Mi horario, entre estudios y tra-bajo, era de 7.30 a 21 horas, pero todo sacrifi-cio tiene siempre su premio. En el año 59 entré en Gráficas Gutemberg, y allí estuve hasta el 65, atendiendo a clientes, llevando la contabili-dad con los libros oficiales sobre un atril, pues eran gigantescos, y también facturación y nó-minas. Hice las milicias universitarias en Ron-da, y a la vuelta quise mejorar y me presenté a oposiciones al cuerpo administrativo de Adua-nas; aprobé la primera convocatoria, y estando preparando en una academia el siguiente paso, me dijeron si quería trabajar en una sucursal que iba a abrir en Alicante el agente de Ceuta don Vicente García Arrazola, y acepté. Me in-corporé el 12 de enero del 66, y allí tuve un ho- rario exhaustivo que no me permitía tener vida familiar, por lo que en el 70 me salió la oportu- nidad de trabajar para uno de los clientes que necesitaba un conocedor de los temas de impor tación-exportación, y  pasé  al grupo de empre-

sas de los hermanos Corbí de  Monóvar,  hasta  el  73,  siendo además  responsable de personal y temas bancarios en su oficina de Alicante.

Y tu desembarco en la CAM ¿cuándo se produjo?

Fue muy curioso, porque sin tradición familiar en la banca, me encontré un día a la puerta de la Sucursal Principal de la Rambla a mi amigo Miguel (él bien sabe a quién me estoy refirien-do) y le pregunté ¿qué haces? A lo que me con-testó: salgo a hacer unas gestiones, soy el inter-ventor de esta oficina. Y le dije: ¿qué hay que hacer para tener un trabajo así? Me respondió: ¿de veras quieres trabajar en la Caja?, pues acér cate por la calle San Fernando y pide una entre- vista con el Sr. Meléndez, pero no le digas que vas de mi parte. Dicho y hecho. Tuve la entre-vista, trató de desanimarme pero dijo que me llamarían. Lo hicieron el 28 de diciembre (San- tos Inocentes) y el 1 de febrero del 73 ingresé.

¿Por qué departamentos has pasado?

Me incorporé a Central en la Cámara de Com-pensación Bancaria, dentro del departamento de Bancos, colaborando con conciliación de a-puntes contables (por las fusiones), luego en Ex tranjero aporté mi experiencia en comercio ex- terior con las operaciones de moneda extranje-ra y cheques de viaje, después en Ahorro, comu nicaciones con el Banco de España y finalmen-te en Organización, hasta que con la última fu-sión me notificaron que debía pasar a oficinas.

¿En cuántas oficinas has estado?

Primero en Elda y Elche, y ya en Alicante estuve cambiando de oficinas constantemente, primero por reestructuración de oficinas como consecuencia de la fusión, y luego haciendo suplencias de Caja por enfermedad, embarazos, ausencias, etc., hasta que en mayo del 2000 me propusieron el permiso retribuido.

Mis sensaciones  personales fueron muy nega-tivas, pues sinceramente no lo esperaba ¿ya no valgo?, ¿ya no les soy útil? Este no es el traba-jo para el que estoy preparado y está perjudican do mi salud. Los compañeros me aconsejaban ¡no seas tonto, yo lo firmaría! Y claro, si se-guía era por la diferencia de salario que dejaba de percibir, así que me marché y en junio de 2004 pasé a la situación de jubilado parcial.

Y ya para terminar, y dejarlo que siga con sus trabajos de  organización del próximo viaje a  Sicilia (el 20 de abril), para  celebrar

 

allí el Euroencuentro, le pregunto por sus inquietudes viajeras, pasadas y futuras, y esto es lo que responde:

Cuando he ido con la Agrupación, aunque lo hago como viaje de trabajo, me lo paso muy bien y me aporta satisfacciones, ya que se conoce a gente maravillosa de otros países y aprovecho para practicar los idiomas; además, en las excursiones participo cantando con los asistentes y procuro cambiar de grupo para recoger impresiones de cómo se va desarrollando el evento. Me gusta cantar, y no lo hacía mal del todo pues recuerdo que en mi juventud formé parte de un trío; una vez canté rancheras en el teatro de la iglesia de San José de Carolinas con mi compañero de la Escuela de Comercio Jaime Morey. Como mi estado de salud actual es satisfactorio procuraré viajar más, en la medida que la situación familiar me lo permita.

Cuando me despido y le agradezco el tiem-po empleado en contarnos tantas cosas para que lo conozcamos un poco mejor, me dice:

Vicente, me gustaría que pusieras que la actual Junta directiva de JubiCAM está potenciando muchas cosas y su preocupación por tener conciertos con las asociaciones del personal activo es todo un acierto, hay que aprovechar al máximo estos magníficos locales y conse-guir actividades por las tardes, aunque yo no puedo colaborar porque cuando se asume un compromiso es para cumplirlo, y ahora mismo ya tengo demasiados.

Pues, puesto queda.   

 

 

 

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