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Lo mejor de la CAM*

 

 

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO 

 

Desde hace años se cuenta una malicia atribuida al conserje de un ministerio. Se dice que cada vez que llegaba cierto ministro al edificio y le veía  entrar altivo, jerárquico, dándose importancia e incluso ajeno a los funcionarios, el conserje repetía un comentario con mueca de sorna: "¡Estos interinos!". El hombre, claro está, había conocido ya a varios titulares del ministerio mientras él permanecía en su puesto. Casi se podría asegurar que esa misma mueca la deben llevar practicando estas últimas semanas no pocos empleados y empleadas de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Y es que visto el espectáculo brindado por los partidos políticos –PSPV y PP– para colocar a sus "interinos" de quita y pon en el Consejo de Administración y la Comisión de Control de la entidad, y visto el numerito protagonizado por algunos de esos mismos "interinos" –los que defienden su posición, los que aspiran a elevar la que tienen, los que se estrenan ahora–, el público ha podido confirmar lo que ya sabía: que lo mejor de la CAM no es lo que le viene de fuera, al son de los intereses de la política partidista, sino lo que conserva dentro, lo que permanece, lo que le ha hecho grande en décadas de historia, generación tras generación, fusión tras fusión. Lo que el público juicioso ha podido comprobar es que lo mejor de la CAM son sus clientes, verdaderos propietarios de sus depósitos, y el personal que les atiende.

 

       Por eso uno se pregunta qué sentido tiene el ajuste de nombres propios y el intervencionismo de los partidos –por arte de una Ley de Cajas concebida y aprobada por ellos mismos– en los órganos de decisión de una de las cajas de ahorros más significativas del país, responsable de fondos que no son públicos sino privados. Sería de agradecer que quienes han unido las siglas de la CAM a sus propias polémicas y personalismos explicaran en público a clientes y empleados en qué les han beneficiado.

 

  

 


* El presente artículo, que por su interés reproducimos, fue publicado el 8 de febrero de 2007 en la columna del autor del diario Información.

 

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