Índice de Documentos > Boletines > Boletín Abril 2007
 

MINISTRO POR UN DIA

 

 

VICENTE RAMOS

 

 

 San Fulgencio (Alicante), villa nacida a mediados del siglo XVIII en virtud de iniciativa clarividente del Cardenal Belluga, es la patria chica de José María Manresa Navarro (9 de febrero de 1818), quien, cuando sólo contaba veintidós años ya ejercía de abogado en Dolores. De aquí pasó a desempeñar el cargo de juez en Novelda y más tarde en Totana e Ibiza, hasta que, en 1838, abrió bufete en Madrid, donde falleció el 19 de noviembre de 1905, “después de haber consagrado los ochenta y siete años de su existencia – recuerdan José M. Milego y Antonio Galdó- al estudio del Derecho, del cual hizo un culto y una verdadera religión”. A lo que estos biógrafos agregan que “supo ennoblecer la toga y enriquecer la cultura jurídica de nuestra patria”.

Si grande fue como jurisconsulto –hagamos memoria de sus obras Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil y  Comentarios al Código Civil Español, así como por su labor rectora de las publicaciones Revista General de Legislación, Revista penitenciaria y otras-, no menos admirable fue Manresa como hombre, cuya estatura moral muéstrase con plena evidencia en aquella lacónica confesión que hizo ante el Congreso de los Diputados el 16 de febrero de 1864:”La honra es mi principal patrimonio; prefiero la honra a todos los intereses del mundo; sin honra no quiero nada”.

En cuanto a su ideario político, moral y religioso, escuchémosle al agradecer a sus comprovincianos el escaño del Senado tras los comicios de 1891: “Sigo siendo conservador liberal en el buen sentido de esta palabra, como lo he sido siempre. Amo el verdadero progreso y la libertad bien entendida”, amén de defender “la religión de nuestros padres, la monarquía constitucional hereditaria, el principio de autoridad y el respeto a las leyes”.

Habida cuenta de su categoría como jurisconsulto y de su fortaleza espiritual, Manresa fue nombrado ministro de Gracia y Justicia el 19 de octubre de 1849. Presidió el Gobierno, calificado de “relámpago”, Serafín María de Soto, Conde de Cleonard, ministerio que sólo duró veinticuatro horas, las que mediaron entre el cese de Ramón María Narváez y su inmediato regreso al poder.

Por tales circunstancias, Vipegón refiere que “Narváez dijo a la Reina que el drama preparado había resultado sainete a pesar de haberse repartido los primeros papeles un rey, un clérigo y una beata”, aludiendo a Francisco, monarca consorte, al P. Fulgencio y a sor Patrocinio, conocida como la “monja de las llagas”.

 

EXCMO. SR. D. JOSÉ  Mª MANRESA

La brillante ejecutoria intelectual y política de Manresa hallaron confirmación en los distintos cargos que desempeñó: Subsecretario del Ministerio de Gracia y Justicia, Magistrado y Presidente de Sala del Tribunal Supremo, Diputado al Congreso en las legislaturas de 1863, 1864 y 1867- las dos primeras por el distrito ilicitano; la tercera, por el lucentino- y Senador en las legislaturas de 1891 y 1896, ambas por nuestra provincia.

A lo largo de dichos períodos parlamentarios, José María Manresa Navarro promovió muchas iniciativas en pro de nuestros pueblos y, muy en especial, los proyectos ferroviarios relativos a las comunicaciones entre Alicante – Murcia y Villena – Alcoy.

Volver