La vida es el prodigio repetido
de un nuevo sol y de una luna nueva,
del manto de la noche, constelado
de plata, de luceros y de estrellas,
y del azul lumínico del cielo
perfilando las cimas de la sierra…
Es la savia en el árbol y en la espiga
la rosa que florece en primavera
y la semilla que, en el surco, esconde
una eclosión de tallos en promesa…
La brisa acariciando los senderos,
el beso que la lluvia da a la tierra,
el vuelo de los pájaros cantores
y el gusano, cubriéndose de seda
para verse después, como en un sueño,
mariposa polícroma y ligera…
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Es el llanto de un niño y su sonrisa,
es la esperanza y el amor, la entrega
y, a pesar del dolor y del engaño,
recomenzar, y darse sin reservas.
La vida es un destello que me brilla
amaneciendo luz en cada cosa,
un ave iridiscente, que se posa
en el oscuro margen de mi orilla…
Es el fruto de Dios y mi semilla,
luciente como aurora luminosa
y, a pesar del espino, es una rosa
y una espiga prendida en mi gavilla…
Una lumbre que luce incandescente,
anunciando mi aurora y mi poniente,
una sonrisa, un llanto, una sorpresa,
un devenir, un sueño y un pasado,
y… el instante, temido y esperado,
en el que vuelve a Dios y no regresa
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