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GINÉS ALBEROLA BOTELLA


Vicente Ramos 

Nacido en Aspe el 16 de enero de 1855, Ginés Alberola Botella, secretario de Emilio Castelar, fue uno de los primeros escritores alicantinos en hacer sustancia literaria explícita de la Naturaleza. Ya en 1888 escribió: “Nada en el mundo despierta sentimientos tan vivos en el alma como el estudio y la contemplación de la Naturaleza”. 

En esta mística comunión se puede descubrir no sólo el origen y desarrollo del sentido estético de la vida, sino también una de las fuentes de la religiosidad: “Dios reina en el universo; su sombra protectora nos acompaña a todas partes; su providencia infinita la vemos en todas las cosas: en el grano de trigo..., en las gotas de rocío..., en el sol..., en las estrellas...”

 

A esta luz y por el camino que nos trazan los libros de Alberola -recordemos, entre otros, El templo de Flora y Variedades- pronto hallamos la palabra de Miró surgiendo de la profunda y clásica concepción de  la Naturaleza. Las páginas de Alberola Botella anuncian el oriente de la gran cumbre mironiana y hasta presentimos el primor de algunos capítulos de La novela de mi amigo  y de Años y leguas.  Es más, nos asombra a veces  el comprobar cómo el pensamiento hilozoista y la técnica humanizadora del egregio prosista lucentino alborea en la primera obra del escritor aspense:  “Esas  bellas flores sienten como nosotros sentimos; aman como nosotros amamos”; incluso la correspondencia mujer-flor tan mironiana aparece manifiesta en Alberola:”¡Cuán misteriosa la analogía que guardan entre sí, en  sus sendas vidas y en sus diferentes esferas, las mujeres y las flores!”.

 

Sin duda, Alberola, con palabras de Herrán, “admira y ama la Naturaleza por instinto y por convicción, se recrea en ella, siente sus encantos y percibe distintamente sus armonías”.

Autor, además, de interesantes libros de viajes  –hagamos  memoria  de  A orillas del Rhin, sobre geografía y leyendas helvéticas, o Calidoscopio literario, en el que describe el vivir y las bellezas de Lisboa, París, Burgos y tierras de Irlanda y de Vasconia-, es, sobre todo, en función de escritor alicantino y sobre temas alicantinos cuando Alberola Botella se nos presenta más entrañable. Aludo a su faceta costumbrista. Así, al describir el juego de pelota “sencillo como todos los primitivos juegos helenos” o al hablar sobre las serenatas o sobre el rezo del Santo Rosario o sobre las meriendas de Pascua, etc.

 

Traigamos una imagen de la mujer aspense: “con los brazos al desnudo; el porrón de arcilla a la cadera; en la mano, la  escoba; en la cabeza, las flores, y, en los labios, una canción popular llena, como todas las canciones nuestras, de gracia y de sentimiento”.

 

Con las costumbres, se perfilan los retratos. Veamos al pregonero del pueblo “con su pañuelo de pita en guisa de turbante arrollado a la cabeza; su faja azul, liada a  la cintura; el chaleco de felpa desabotonado, al cuerpo; la chaqueta, al hombro; el pantalón de dril a las piernas; un lío de papeles, bajo el brazo, y otro lío de chiquillos en su torno, recorre a tambor batiente las calles del pueblo...”

 

Ginés Alberola Botella falleció en Alicante el 21 de enero de 1935.      

 

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