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José Manuel Rives

    REFLEXIONES SOBRE LA SOCIEDAD ACTUAL

 

         Me he estado pensando durante mucho tiempo si sería conveniente exponer por escrito todas las dudas que me surgen diariamente acerca del comportamiento que vengo observando en el día a día de las personas, y cuando digo personas me estoy queriendo referir a los colectivos en los que estamos integrados (familia, asociaciones, empresas, grupos políticos, etc.) y también a nivel individual, en la sociedad.

 

         FAMILIA: Parece de otro mundo lo que significaba la palabra familia cuando hace cincuenta años se pronunciaba; esos años dicen algunos historiadores que era una época de muy poca cultura, que las personas no sabían relacionarse, y yo recuerdo que había RESPETO de los hijos hacia los padres, que todos estaban siempre unidos y aportando cada uno lo que podía para llevar la casa adelante.

         En la actualidad, como es la relación familiar totalmente nula, los padres preocupados por el trabajo, en la mayoría trabajan el padre y la madre, hay casas en las que a los hijos se les ve por las mañanas, y hasta la noche que cada uno de ellos se va a su habitación o a la salita a ver la televisión, sin relación íntima, sin conversar, pues como algún hijo venga con algún problema, la contestación es: con el día que he llevado yo hoy, bueno, no te preocupes, mañana hablaremos de eso. Con ello estamos haciendo una convivencia independiente, en la que se termina por ir cada uno por su lado, y hay que comentar los problemas con el amigo o compañero, con el peligro de que el consejo recibido no sea el correcto.

 

         CON LOS PROFESORES: De los alumnos a los profesores había un trato de respeto, no solo de comportamiento en las formas (el debate que se ha abierto ahora sobre si se deben levantar los alumnos cuando entra el profesor en clase, como se hacía antes), sino un trato en las normas, pues se escuchaba siempre con atención, y cuando un profesor te castigaba no iba el padre a echarle la bronca, al contrario, se culpaba al alumno por haber cometido la falta.

         En la actualidad no nos preocupamos de los problemas de los estudios en la mayoría de los casos; eso sí, cuando viene nuestro hijo diciendo que “el profesor me ha puesto muchos deberes y encima tengo un examen, y también me ha castigado porque no he estado atento en la clase”, le contestamos: “pero qué se ha creído ese, ¿que tú te vas a volver loco?, de eso nada, haz lo que puedas y mañana iré yo contigo a decirle que ojo con castigarte más, y que esa cantidad de deberes para qué están las clases sino para hacer los trabajos, pues la casa es para descansar y ver la tele”

 

         EN LA VIA PÚBLICA: Cuando una persona mayor caminaba por la acera se bajaba a la calzada el que se cruzaba con ella; cuando se viajaba en algún medio de transporte, se cedía el asiento a las personas mayores; cuando se iba a consultar en algún despacho la solución de alguna documentación, se trataba al profesional con un respeto, como cuando se visita al médico. Entonces las consultas eran en sus domicilios particulares, se mantenía un comportamiento de consideración hacia la persona.

         En la actualidad, si un joven camina por la acera y viene de frente una persona mayor, es lo mismo: que baje ella; si vas en un medio de transporte y entra una señora, bien sea mayor o esté embarazada, bueno, con lo cómodo que voy en mi asiento, cuando baje alguien que se siente. Eso si es que la miramos, pues en la mayoría de los casos pasamos de los demás. Si vamos a un despacho público para algún asunto, nos creemos con todos los derechos del mundo, y ya desde que empezamos a guardar turno estamos observando al funcionario y diciendo para nuestros adentros todo lo que él no querría oír. Si vamos a la consulta del médico, no me digas, a veces entramos con tantos derechos que parece que el paciente es él.

 

         EL TRATO ENTRE PERSONAS: Se ha perdido la confianza. Yo recuerdo cuando nos sentábamos en tertulia en la puerta de la Bacala o en la Glorieta y se hablaba con toda naturalidad, entre amigos. Por entonces la palabra “amigo” era de verdad.

         En la actualidad la palabra amigo es de hipocresía en la mayoría de los casos, solo existe el interés, solo se busca el saber del otro para aprovecharlo según convenga; estás conviviendo con unos, y en el momento que ven que no te pueden sacar lo que esperan van a por ti, y si es necesario te llevan a los tribunales. Solo se busca el “estar yo bien”, sin preocuparse de si a los demás les perjudico con mi actuación o con las medidas que he tomado, es decir, un comportamiento en muchas ocasiones de yo, yo y yo.

 

         EL FOMENTO DE LA VIOLENCIA: Me gustaría tener unos datos estadísticos de la audiencia televisiva que tendría un programa de ayuda al prójimo, de aconsejar a esas familias que tienen problemas, es decir, programas que no digo que no los haya, sí que de vez en cuando nos ponen alguno. Pero ¿cuánta audiencia tienen?

         En la actualidad nos estamos acostumbrando como cosa normal a ver los programas violentos en los que se busca hasta lo más íntimo de las personas para ensañarse con ellas, aunque a veces se consiente por intereses económicos. Pero a qué conducen. Creo que eso lleva a generar un sentimiento violento y de desprestigio hacia la familia y la intimidad que puede influir en tanta violencia de género y en otros casos.

 

         REFLEXIÓN: No nos damos cuenta de que cuando nos ponemos a ver el telediario de cualquier canal, emplean casi la tercera parte del mismo en dar noticias desagradables, todas violentas, que te hacen pensar ¿qué está pasando en nuestra sociedad?, ¿en qué pensamos para actuar con tanta violencia con los demás?, ¿qué nos falta? Será, quizás, falta de caridad, paciencia, amor.

 

         Es por lo que he empezado diciendo que hace cincuenta años, cuando no teníamos las comodidades de ahora, cuando se trabajaba de luz a luz, no había la violencia de ahora, y creo que podía influir el que había más trato familiar: todos, aunque fuese con un plato de sopas de ajo, nos reuníamos a la mesa

 

         Nota: Hay, gracias a Dios, muchísimas familias que no se comportan como he descrito y muchas personas que se preocupan por los demás y ayudan al prójimo. Este escrito no va con ellas. Solo quisiera que si alguien se siente reflejado en su mal hacer, que estas reflexiones le sirvan de recapacitación. Y siempre se está a tiempo de rectificar.

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