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EL ALCALDE DOCTOR GADEA


Vicente Ramos 


          El 4 de agosto de 1898 señala el fin de la dramática escasez de agua potable que angustió al pueblo de Alicante durante siglos. En efecto; en la mañana de aquel día, una comisión presidida por el alcalde José Gadea Pro contempló en Sax la caída de las aguas en las tuberías que habían de conducirlas a la capital de la provincia. Más tarde –15 y 16 de octubre-, los lucentinos festejaron con gran regocijo la inauguración de tan fundamental servicio, por lo que, El Liberal calificó tal jornada como la “más memorable”.

          Glosando esta gran novedad, el arquitecto José Guardiola Picó afirmó que la consecución del abastecimiento general de aguas potables suponía “la página más brillante de nuestra historia, por lo que se refiere al desarrollo moral y material de nuestro pueblo”.

          Uno de los más esforzados artífices de tan memorable progreso fue sin duda José Gadea Pro (Alicante, 18 de marzo de 1861- Ibid., 8 de marzo de 1926), Licenciado en Farmacia en 1880, Doctor en 1881 y Licenciado en Medicina en 1889.

          Por aquellos años finiseculares, La Revista difundió la siguiente semblanza de Gadea: “ama la popularidad y dispensa favores a manos llenas; le enamora la lucha, y lo mismo concurre a las sesiones del Ayuntamiento que a los asaltos de las salas de armas; tiene buen corazón y se complace en servir a todo el mundo”.

          José Gadea Pro desempeñó la Alcaldía durante tres períodos: 1893-1895; 1897-1899 y 1901-1903, en cuyo transcurso se fue configurando la fisonomía de la avenida de Alfonso el Sabio para lo cual convino con Joaquín de Rojas la venta al municipio de los terrenos necesarios al objeto de que esta avenida confluyera con la prolongación de Luchana –hoy, paseo de Soto- y de igual modo persuadió a Román Bono Guarner, dueño de la posada “La Unión”, para abrir calle que enlazara Méndez Núñez con Bailén.

          En 1893, un periodista auguraba para dentro de tres meses la conversión del erial de Alfonso el Sabio en un boulevard, gracias, en gran medida, al regalo de más de doscientos árboles que hizo para este objeto el doctor Gadea.

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