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EL DOCTOR RICO


Vicente Ramos 

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     Sobre las cinco y media de la tarde del 5 de abril de 1927, Antonio Rico Cabot se desplomaba mortalmente sobre la acera de la calle Bazán, de Alicante. La ciudad quedó sumida en un profundo luto por la desaparición de un hombre bueno,  de un médico modelo de  profesional y de un alicantino arquetípico y hasta símbolo de los más acendrados valores de este pueblo.

 Antonio Rico Cabot

     He aquí su retrato, según testimonio periodístico: “De elevada estatura; cabeza hermosa, grande, con pelo rubio y rizoso, cuidadosamente peinado; semblante con irradiaciones de iluminado, de apóstol; ojos azules y grandes, que expresaban la bondad de su alma; voz armoniosa, varonil; ademanes sobrios, severos; en suma, reunía las condiciones de los grandes tribunos.”

 

     Antonio Rico Cabot nació en Alicante el 12 de julio de 1866. Aprendió las primeras letras en un colegio sito en la calle Gerona y cursó el Bachillerato y los estudios de Practicante, trabajando en la peluquería de don Rafael Pastor Soler. Luego, en Madrid, y valiéndose de sus conocimientos de Cirugía menor, alcanzó con  Premio Extraordinario el título de Licenciado en Medicina.

 

     En 1890 regresó a su tierra, contrajo matrimonio y se entregó completamente al ejercicio de su carrera y a la siembra del mayor bien posible para su ciudad y para sus paisanos.

 

     En 1901, a su iniciativa y con la colaboración de Vicente Poveda nació el “Orfeón Alicante”, de tan  querida memoria, cuya presentación la hizo en el Teatro Principal el 9 de enero de 1902 interpretando el himno Alacant, música de Juan Latorre y letra de José Mariano Milego.

 

     Concejal del Ayuntamiento lucentino (1911-1913),  Rico luchó por la supresión de los consumos, por la compra del castillo de San Fernando y creación de su parque, por el establecimiento de Grupos Escolares, etc.

 

     En  este sentido, su obra imperecedera fue la repoblación forestal del citado castillo, por lo que, al día siguiente de su fallecimiento, el Concejo alicantino tomó el unánime acuerdo de rotular con su nombre el Parque que allí fue creado. Y en este mismo lugar y el 4 de mayo de 1930 fue inaugurado un monumento que a su memoria labró Daniel Bañuls.

 

     Recordemos que el 6 de abril de 1929, para conmemorar el segundo aniversario del fallecimiento del médico y filántropo, el poeta Salvador Sellés le consagró un poema nacido de su  creencia espiritista, en la que  era un destacadísimo maestro. Se publicó en El Luchador y de él traemos el siguiente fragmento definitorio de  ambas personalidades:


“Ya desciende su espíritu del éter;

ya veo su presencia en esta sala.

¿No le veis como yo que resplandece?

¿No sentís  su influencia que os halaga?

Ya se inclina y recoge vuestras flores,

ya las besa y os dice: Hermanos, gracias.

¡Salve, muerto inmortal, sombra sublime!

Tú quisiste a Alicante y ella te ama.

Ha dos años pasó tu coche fúnebre,

y dos niñas, saliendo de sus casas,

se arrodillaron ante ti, cruzaron

sus manecitas y vertieron lágrimas.

Adiós dijeron con sus dulces voces

aquellos angelitos que rezaban,

y pidieron a  Dios que te salvase

como ellas por tu ciencia fueron salvas.

Hace dos años que pasó tu féretro

por delante de aquellas tiernas almas,

y así está tu Alicante toda entera:

con los brazos en cruz y arrodillada!”

 

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