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Miguel Escolano

¡AMABLEMENTE!

     Cuando aparezca este artículo, si es que llega a tiempo y la dirección del boletín lo estima oportuno, lo será en el Boletín Cultural Informativo Nº 100 de JubiCam.

 

     Siguiendo pautas que marcan los sentimientos, se me hace muy difícil proseguir sin antes manifestar mi admiración y agradecimiento a todos cuantos en el transcurso del tiempo, desde que inició su andadura JubiCam, han ocupado puestos de responsabilidad en las distintas juntas directivas que han venido rigiendo la andadura de lo que hoy es y representa JubiCam.

 

     No es aventurado decir que, en el caso de las personas, el número de las celebraciones de todo tipo de acontecimientos es directamente proporcional a la edad. A más edad, el ámbito familiar y social crece, con lo que los acontecimientos se van amontonando, a veces, hasta cansar, ya que el paso de los años invita más a la meditación que a la acción. Así, mientras la juventud se sitúa en el ámbito de un cierto desorden atribuible a su desmesurado afán  por alcanzar su idealizado destino y centra toda su atención en una lucha constante por ganar dinero-poder, los que ya han cubierto esa etapa, cifran sus afanes en merecer el respeto social y familiar y gozar de un sosiego que siempre se considera bien merecido en cuanto a las cosas positivas que se han conseguido, e injusto por lo que se refiere a aquellas otras que no se alcanzaron. Los unos mirando hacia arriba, a medida que exploran y optan por qué dirección tomar hacia un desconocido destino; mientras, los otros, se dedican a mirar hacia abajo y analizar algunos de los caminos que no tomaron y, por tanto, nunca sabrán adonde conducían, y las venturas y desventuras de aquellos otros caminos que les han conducido a su situación actual. Y todo esto necesitan contarlo desde su perspectiva, advirtiendo y señalando las muchas trampas, las  dificultades, la  necesidad de sacrificios y renuncias, etc, que son aconsejables para que cada recorrido resulte soportable y fructífero. En definitiva, dando a conocer su fiable experiencia acumulada, por cuanto ya no se persigue otra cosa que el disfrute de la posición familiar, social y económica, que ha deparado el final del camino.

 

     Dicho todo esto es fácil deducir la necesidad que tenemos, quienes estamos en lo alto del recorrido, de saber de todos aquellos que de una forma u otra nos han venido acompañando a lo largo de nuestros distintos itinerarios; de cómo les ha ido y de cómo les va. Para ello, hemos venido contando con los medios de expresión y contacto que nos facilita JubiCam, mediante los cuales hemos podido expresar nuestras vivencias, saludarnos, intercambiar opiniones y contrastarlas, y hasta aconsejar en la medida de lo que pueda servir. Pues bien, ¡todo esto es lo que se nos viene facilitando desde JubiCam!, donde un grupo encomiable y variado de personas, amigos y compañeros, cada uno en distintas etapas y  momentos  pero todos con acierto, han venido asumiendo la responsabilidad de marcar, mirando hacia arriba, el destino de nuestra  Asociación,  entregando parte de su merecido y bien ganado descanso para que otros podamos beneficiarnos del resultado de su óptima gestión. Y como refrendo de todo ello, estamos a punto de celebrar la publicación del Boletín Cultural Informativo nº 100. ¡Felicidades!

 

     Todo lo que es celebración incita a la curiosidad, y es por lo que intuyo que este Boletín, siendo el nº 100, habrá de tener una especial difusión y una variada muestra de lectores. Por ello, no puedo sustraerme a recomendar a todos la lectura de los Boletines editados por JubiCam y, desde la amabilidad que suele alcanzarse en el cenit de la vida y sin demérito a todo lo publicado, recomendar la lectura del artículo titulado “No es lo mismo”, de Pascual Bosque, que aparece en el nº 99, en el que, entre otras cosas, se expone la “tradicional aspiración de incluir en el Consejo de Administración de la CAM una representación de los jubilados”. Los éxitos conseguidos por las Juntas Directivas y las personas que en distintos momentos, antes en otros cometidos pero dentro siempre de la CAM, han venido liderando Jubicam, avalan su capacidad de hacer y estar en órganos de decisión. No voy a caer en la ingenuidad de basar en su presencia los futuros aciertos o éxitos del Consejo de Administración, pero sí puedo afirmar su total independencia y fiabilidad, condiciones, ambas, muy  deseables y no fáciles de encontrar en el mercado que abastece a estos órganos. ¡Señores consejeros! ¡Compañeros en activo! ¡Centrales Sindicales! No somos enemigos de nadie: queremos estar y participar en los Consejos de Administración para sumar ilusiones, compartir proyectos, velar en cercanía por todo lo que a lo largo de los años entre todos construimos, etc, sin eliminar nada ni a nadie. Solicitamos, únicamente, lo que nunca debió omitirse, la presencia de los jubilados de la CAM en su Consejo de Administración, y no callamos porque nos haría daño y sería un silencio inexcusable.

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