“El día 1º de noviembre de 1873, a  las 4

 y nueve minutos de la tarde me dio libertad

 Dª Teresa Martínez para poder festear con

 su querida hija Edelmira Jordá”

     Así reza la añosa y artística postal escrita por el abuelo Vicente, de su puño y letra, que enmarcada conservo en mi poder como un valioso tesoro, con profundo respeto y enorme cariño.

     Postal custodiada por mis abuelos paternos hasta la muerte de ambos, y posteriormente por mis padres hasta la suya, y ahora asumo yo esa entrañable responsabilidad y deseo poder mantenerla hasta el fin de mis días. Siempre que miro la postal y la sostengo en mis manos no puedo evitar la emoción…”Me dio libertad Dª Teresa Martínez para festear con su querida hija Edelmira Jordá.” Y esa libertad, me consta, fue asumida y plena hasta su muerte. Hoy, después de tantos años, me enternezco todavía pensando en ese gran amor que alentaron hasta el fin de sus vidas mis abuelos Vicente y Edelmira.

     ¡Cómo palpitarían su corazones “a las 4 y nueve minutos” de la tarde de aquél día!

     Seguramente antes se habría iniciado algo así como un juego de niños, pero a la hora señalada de aquél día de Todos los Santos del año 1873, se formalizó ese romántico amor, compartiendo desde entonces el sueño de sus vidas.

     Felices en su matrimonio, tuvieron dos hijos: mi padre y su hermana Edelmira.

     Y año tras año ha ido germinando esta semilla de amor hasta llegar al día de hoy en que contamos hasta seis generaciones.

En el X aniversario y edición núm. 100 de nuestro BOLETÍN, no he encontrado mejor felicitación que enviarle, enviaros a todos, este testimonio entrañable de una vieja historia de amor, algo que me atañe personalmente, íntimamente, y que os ofrezco gustoso en la grata efemérides que celebramos.