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Gaspar Llorca Sellés

AIRES NUEVOS
(por Gaspar Llorca Sellés)


     Tiempo pasado. Una escuela rural: bajos y piso alto, adosada a una almazara. Bandera tricolor en mástil viejo, soporte de muchos sentimientos encontrados. En lo alto, las chicas; a ras del suelo, los machos; al igual la maestra y el maestro (no se miran, a pesar de las nuevas corrientes) Había que bajar alguna hembra y soltarlas entre los chicos; y estableciendo la igualdad, subir varones al siempre soñado y prohibido harén. Deslegitimados los demonios que soplan y enciendan pasiones, todos somos iguales, pregona la portadora del estandarte, ningún temor fabricado y salido de las sacristías, todo es hermoso y natural, nada de dormir en la ignorancia que mantenía el sosiego y bienestar. Por fin ha llegado el momento: libertad, fraternidad e igualdad. (Igualdad con el amo, libertad para hacer lo que me dé la gana, y fraternidad conmigo mismo, piensa el capataz, mi amo soy yo, mi amo es mi hijo y nadie más)

 

     Las nueve de la mañana. Por los senderos que cruzan los bancales hay movimiento de colores, bajo las higueras, a su sombra, se apiñan bolsas de tela confeccionadas en casa, medio llenas: un lápiz, un pedazo de goma de borrar, un libro muy manoseado, estampitas de santos y alguna libreta de caligrafía, y el papel de estraza manchado de aceite, envoltura con retorno (el almuerzo era tan ligero que a las ganas no satisfacía y al horario no se llegaba). En la espera, un poco de juego, cuchicheo entre las niñas, miraditas, desprecios, vergüenza, mucha vergüenza masculina, brotes de machismo: saltos, risotadas, cantos de gallo mañanero.

 

     Suena el timbre (viejo timbre que no pierde su autoridad  pese al cambio de las ideas e ilusiones), se reúnen (formar es autoritario) todos en el patio, hay novedad, el sol de principios de verano se para absorto ante tanta trascendencia: se programa una nueva generación, la materia prima se halla dispuesta, sus miradas limpias y serenas escudriñan el horizonte cortado por picos y montañas. En sus cerebros, el eco repite la consigna: “vamos a cambiarlo todo”, si bien también se entremezcla algún que otro “a ver la que me toca al lado, que sea Bea que es una perita en dulce”.   

 

     Baja el profesor y sale la profesora, se saludan y piden silencio. Que hable primero la señorita (¡ya empezamos!), y como la aludida está educada a la antigua y no sabe qué decir, y su conciencia le asevera que el demonio viene disfrazado de lo que dicen modernidad, le pasa el testigo al joven revolucionario (no puede ser otra cosa con ese desparpajo y esa suficiencia que avasalla). Habla el camarada-maestro de la buena nueva: ¡Juventud española!, ¡hombres del mañana! (las niñas siguen sin ofenderse, es natural y de siempre que, como sus madres, las mujeres siempre escuchan y consienten, pero ¡sorpresa!, se escucha la voz aflautada del liberador. “No más injusticias, no más ignorancia, llevaremos nuestra bandera hasta lo más alto. Cambiaremos la forma de vivir. A vuestros padres no debe de faltarles nada. En vuestras espaldas, aún tiernas, hay que cargar el peso de la modernidad. No más supersticiones, ni cielos ni infiernos (los oyentes empezaron a asustarse), los curas deben trabajar como los demás”.

 

     La señorita se metió dentro, ¡es por el sol¡ dijo, sus ojos y su alma se llenaban de lágrimas. Siguió el discurso, más desprecio y cargo de culpa a todo lo establecido. La voz de un niño que gritaba con toda su alma (¿sería monárquica? si, el alma), “mi padre no es malo” y salió corriendo alejándose por el sendero que debía conducir a su casa. Otro se fue a llorar al tronco de una higuera. Algunas niñas se cogen de la mano. El orador no se inmuta, está orgulloso de su oratoria, de su poder de persuasión, él llegaría lejos, esto es lo que necesita la nación y no la mediocridad reinante, así no podíamos salir de este agujero en que nos metieron los borbones. ¡El español tiene grandeza de espíritu y de miras, un nuevo sol nos llevará a imperar de nuevo y nuestra nueva filosofía de la vida la esparciremos por el resto de la tierra! ¡Volved! Os pido, hoy destinaremos el día a los deportes, aunque primero hay que hacer un ejercicio, que consiste en una carta, que también se llama misiva (aplausos) en la que expliquéis lo que es una república y sus consecuencias, y los bienes que nos aporta. Ahora os hablará la señorita, que tiene una cosa muy importante que deciros.

 

     Alumnos y alumnas, desde hoy hay que cumplir lo que nos manda el gobierno, la enseñanza será unisex,  todos mezclados, los niños con las niñas, menos  la clase de costura, os portareis como dice la palabrita como si tuvieseis un único sexo, sexo quiere decir... lo que estáis pensando, ya lo explicará más adelante el Sr. Maestro y os entregará libritos indicadores y explicativos, cuidado que no lo vean vuestros padres.

 

     Compañeros y amigos (habla el profesor), pronto la nueva profesora, joven como yo, os enseñará con detalles lo que hasta ahora era prohibido, tenemos que salir de la oscuridad. Y vamos a la redacción que debe ser breve, que no nos robe demasiado tiempo, que lo necesitamos para los deportes.

 

     He aquí la primera carta que se leyó, decía así: Querido amigo: Deseo que al recibo de la presente te encuentres en perfecto estado de salud, yo bien gracias a Dios. Sabrás que tenemos un maestro nuevo y a la escuela vamos todos juntos, chicos y chicas. A mí me gustaba más antes, eso de aguantar a mi hermanita y sus amigas es insoportable, no puedes decir ningún taco, luego se lo cuenta todo a mi madre, eso de libertad que dice el profesor la hemos perdido por completo, si no sé la lección, mis padres por la boca de su hija se enteran, si me castigan, también, che, un asco. Además he descubierto que las niñas son muy tontas, si novio, si fulana te quiere. Eso sí, no tienes que aprender tantas cosas de memoria y, muy importante, nos hemos librados de los cachetes, te expulsan y ya está, bueno, a jugar todo el día si no se enteran en casa. Sabrás que ha muerto de repente el padre de Vicente, fuimos toda la escuela al entierro. Bueno, se despide tu amigo que es de verdad. – Tonet.      

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