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Vicente Esteve

   AL HABLA CON...
JOSÉ LUIS CARRIÓN CERVANTES
(por Vicente Esteve)


Una vez situado en mi asiento escucho una voz que dice: – Abróchense los cinturones, por favor. Estoy, junto a otros 150 pasajeros, a bordo de un avión boeing 737. Al despegar del aeropuerto de El Altet me asomo por la ventanilla y, al estar todavía volando bajo, veo perfectamente las torres de apartamentos de Urbanova y Los Arenales. El avión se eleva a 24.000 pies y a una velocidad de 320 nudos llegamos en el tiempo previsto a Palma. El suave aterrizaje, y la voz de la torre de control, me indican que estoy en destino, que no es otro que el sillón del despacho en casa de nuestro entrevistado, porque todo ha sido un vuelo “virtual”.

 

José Luis me explica:

- Llevo algunos años dedicando tiempo a la aviación virtual y, como aficionado, tengo contacto con pilotos y controladores de muchos sitios, tanto reales como virtuales. Me muevo preferentemente en vuelos nacionales, con diferentes modelos de avión, y conozco las rutas y características de todos los aeropuertos. Ya has visto que todo esto es muy complejo (doy fe de ello) porque todo lo que se hace es semejante a un vuelo real y el avión hay que prepararlo hasta en sus mínimos detalles.

 

Me llama la atención la cantidad de documentación que maneja, y me dice:

– Tanto la cartografía como las hojas de ruta, como las características de los aviones, la configuración de los aeropuertos, etc., son reales, es decir, lo mismo que se utiliza en los vuelos profesionales. Con las nuevas tecnologías siempre he dispuesto de ordenador personal, y descubrir este mundo de la realidad virtual e Internet es ¡fabuloso!

 

Y me cuenta, y enseña, los pormenores de una anécdota:

- Iba a realizar un viaje real a Alemania, y previamente lo programé y realicé de forma “virtual”. Al subir al avión “real” conseguí que la azafata le entregase los papeles de mi vuelo al comandante, y ya en destino me los devolvió con algunas pequeñas correcciones en la ruta, en altitud de vuelo y en carga de combustible por haber llevado diferente número de pasajeros. ¡Una pasada!

 

Y cuando no estás por las nubes ¿qué haces?:

- Pues suelo jugar al golf para ejercitar músculos, estar con los amigos y disfrutar de la naturaleza al aire libre; también dedico tiempo a la pintura (me enseña una gran variedad de cuadros realizados en todo tipo de soportes y empleando diferentes técnicas). Es difícil cuantificar mi obra, pues además de todos los cuadros que aquí has visto, tengo muchos otros en la casa de la playa (en Los Alcázares). Si quieres ver algunos de estos hay una exposición permanente en la Web del Club CAM. No todo son lienzos, pues los hay pintados sobre cartón, tablillas, y muchos que he roto cuando no estoy satisfecho, pues solamente disfruto cuando el resultado me dice algo. Utilizo el óleo, la acuarela (a la que yo le doy más mérito porque no puedes casi rectificar), pero sobre todo uso el acrílico, ya que lo veo más plástico, y al utilizar agua en vez de aceite (como en el óleo) permite superponer capas más fácilmente. Este es mi hobby más importante, que ya realizaba al margen de mis ocupaciones profesionales cuando estaba en activo; ahora le dedico, al menos, dos días a la semana por las tardes. Me siento a gusto haciéndolo, y aunque no me considero pintor (siento un gran respeto por los pintores), considero cada cuadro algo mío, y en ellos se refleja el estado de ánimo en cada momento. Me gusta el impresionismo y el abstracto más que la pintura realista, aunque la luz en los cuadros de Sorolla me fascina. Entre mis libros de pintura tengo bastantes de este artista, entre los que destaco el libro-catálogo de la exposición que se hizo en Valencia con los cuadros que pintó para la Hispanic Society de New York en su época de mayor esplendor; y, como verás, en mi estantería además no faltan libros de Picasso con sus dibujos realistas y cuadros abstractos. También dedico tiempo a mi importante colección de sellos, que llevo muchos años ampliando constantemente. Si de algo me quejo es de falta de tiempo, pues también me dedicaba a la fotografía, incluso al revelado, pero como hoy ya es distinto con las máquinas de tarjeta, lo he dejado.

 

Antes de preguntarte por tu vida personal y laboral me gustaría saber lo que te queda por hacer:

-Pues seguro que muchas cosas. Me gusta leer y me gustaría poder leer más; me encantan autores como Cela o Saramago, pero sobre todo me gusta conocer de primera mano cómo escriben  algunos autores controvertidos como Sánchez Dragó y Pérez Reverte. Ahora estoy con “El niño del pijama de rayas”, pero en inglés (me lo enseña), y, aunque me cuesta un poco más, aprovecho para repasar los conocimientos adquiridos en este idioma en los cursos para mayores a los que estoy asistiendo. Ahora disfruto más de la familia y, sobre todo, me estoy preparando para ejercer en su momento de abuelo.

 

Bueno, y ¿quién es José Luís Carrión?

– Un “mañico” que nació en Zaragoza por casualidad, ya que mis padres son de Cartagena y mi nacimiento coincidió con el desplazamiento por el trabajo de mi padre, en el entonces Banco de Vizcaya. Volvimos a Murcia cuando tenía 10 años. De pequeño fui regular como estudiante y preferí trabajar: entré con 16 años de botones en la Caja, en Murcia, y trabajé durante algunos años en la oficina del Barrio del Carmen. Pedí excedencia y estudié en la Universidad de Málaga -la más cercana a mi domicilio- sacando el título de Licenciado en Ciencias Económicas. Paco Meléndez me convenció, una vez acabada la carrera, para que volviese a la Caja, y me enviaron a Alicante, al Departamento de Formación, para dar cursos de formación, clases de capacitación, etc. Creo que la mayoría de empleados de la Caja me conocen por haberles dado alguno de estos cursos. Estuve en la época de don Francisco Oliver en la Asesoría Económica, y en la de don Miguel Romá en la Secretaría General. Pasé por Control de Gestión, y junto con Rafael Olivares desarrollamos el sistema de incentivos. Mis dos últimos años, antes de la prejubilación -en 2005- los pasé en Información Corporativa. Y esa fue mi vida laboral.

 

También te diré que soy un “tío” afortunado por haber conocido a mi esposa, Lina, murciana de Los Alcázares. Nos casamos en el año 73 y a los cuatro meses de tener montada la casa en Murcia lo dejamos todo para venirnos a Alicante, estando embarazada y sin conocer a nadie. Ella aprobó la oposición de profesora y está en activo en la escuela de adultos Paulo Freire. Nuestros dos hijos son: Elena, la mayor, que trabaja en CAM y es economista como yo, y José Luís, que se licenció en estadística, trabaja en la competencia, y está con mucha ilusión esperando un niño -nuestro primer nieto, tercer José Luís- que vendrá para después de Navidad, en febrero o marzo.

 

Estamos involucrados en acciones sociales: yo, desde que me jubilé, en Alicante Acoge, colaborando en Administración una o dos mañanas semanales, y mi hija se desplazó con Voluntarios CAM a Guinea Ecuatorial (Malabo) y allí hizo las gestiones necesarias para ser “familia de acogida” y traerse un niño de año y medio con problemas de cataratas, aquí se le operó y lo tuvimos en casa durante cuatro meses; el cariño fue recíproco, hablamos con frecuencia con su familia y es posible que nos lo vuelvan a enviar. Fue muy gratificante, al ser tan pequeño tuvimos que recordar lo que es ser “papás” cuando ya casi somos “abuelos”.

 

Tenemos vivienda en Los Alcázares y allí pasamos los veranos, desconectados de la gran ciudad. Cuando Lina se jubile seguro que pasaremos allí más tiempo.

 

Y, finalmente, te diré que aunque hemos empezado la entrevista viajando virtualmente, los viajes reales son una constante en mi vida desde que me casé, pues soy un viajero impenitente. He visitado España y conozco casi toda Europa; los viajes que realizamos toda la familia por Inglaterra, Francia y Alemania son los que han dejado una huella más profunda en nosotros porque alquilábamos una vivienda en el lugar predeterminado durante dos o tres semanas, hacíamos excursiones a las poblaciones cercanas, y el tiempo no nos agobiaba pues pasábamos las vacaciones haciendo una vida igual a la de los lugareños. Como viaje organizado quizá el más bonito fue el de Egipto, y lo recomiendo.

 

Por último ¿hay algo más que quieras decirnos?

– Pienso que cuando se está en activo una cosa muy importante es ir preparando el camino para la jubilación, porque llega el día que se acaban los retos y hay que empezar algo nuevo, que no tiene nada que ver con lo anterior, pero hay que hacerlo sin saltos ni obligaciones. Si se enfoca así, la jubilación funciona, y este es mi caso.

 

Pues nada, como ya todo está dicho y se ha hecho un poco tarde, me despido, no sin antes agradecer a la dueña de la casa las atenciones recibidas. Me marcho “volando”, ¿real?, ¿virtual?, ¡Qué más quisiera yo!

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