Al abrigo del invierno
caía la blanca nieve,
cubriendo su blanco manto
bosques y roquedales.
Caía y, en cada copo,
que el leve viento empujaba,
una suave mota de blanco
mi blanca barba bordaba.
Quieto, me paré en la llanura.
Quise ser muñeco de nieve;
cubierto de su bella albura
ser uno más del paisaje.