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Vicente Esteve

   AL HABLA CON...
EMMA LUNA BAÑÓ
(por Vicente Esteve)

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Febrero, día lluvioso y frío ¡qué duro es el trabajo del entrevistador! A la hora acordada llega a mi domicilio la entrevistada y la recibo en mi salita con el aire acondicionado y el brasero en la mesita. Cuando entra en calor le pregunto: Emma, en tu “denei"¿qué pone?

– Pues ya ves, Emma de nombre, nacida en Alicante el 21 de febrero de mil novecientos enta y tantos. Y sigue, soy hija única y estaban mis padres en Jijona cuando le llegó la hora del parto a mi madre y se vino a Alicante a dar a la luz para estar junto a mi abuela. Mi primer año de vida -y nada va más deprisa que los años- lo pasé en Jijona, pero el resto ha sido entre Alicante y Tibi, ya que mis abuelos paternos eran de allí y pasé largas temporadas con ellos. En la actualidad sigo yendo porque tengo casa y bastante familia arraigada. Fui al colegio de las Josefinas desde los 3 años hasta que cumplí los 12, en que cambié de domicilio y, como me quedaba muy lejos, pasé al instituto. Estudié el Secretariado en las Javerianas y trabajé durante tres años con un abogado. Se me presentó la oportunidad y aprobé las oposiciones, a la vez, en Hacienda y en la Caja (aunque aquí sin plaza), por lo que empecé a trabajar en Hacienda, y, cuando llevaba seis meses, me llamaron de la Caja y no dudé en incorporarme. Esto fue en el año 1967 y nunca me arrepentí de dar ese paso. Entré al departamento Constructora Benéfica, que luego se llamó Inmuebles y posteriormente Inmovilizado, pero yo siempre he permanecido en este departamento.

 

Y qué me dices de los diferentes jefes que has tenido:

– Pues aunque parece tópico, la verdad es que los recuerdo a todos con verdadero cariño, cada uno en su personalidad, pero han sido buenos jefes y mejores personas. Estoy refiriéndome a Rafael Plá, José Mª Palazón, Luís Manuel Serrano, Benjamín Sancho, que vino de Torrent, Ramón Rubio, que procedía de Auditoría y Pascual Vidal, que quizá por la edad y el tiempo que estuvimos juntos, más que jefe fue y sigue siendo amigo y compañero. Además, qué voy a descubrirte si también han sido tus jefes, ya que hemos estado en el mismo departamento, aunque tú estuviste siempre desplazado en Agua Amarga.

 

Emma, voy a utilizar una cita de San Agustín para mi siguiente pregunta: “Si quieres conocer a una persona no le preguntes lo que piensa sino lo que ama” ¿qué amas?

– Lo más importante es mi familia, y como soy hija única me he criado con mis primos y los lazos son muy fuertes; además amo la amistad de mis amigas tanto las del cole como las del instituto y todas las que me he llevado de la Caja. Amo el entorno que encuentro en Tibi, amo los viajes, disfrutar de compañía agradable -como la de hoy- y pequeñas cosas, como fue mi perro dálmata, mis flores preferidas las margaritas, el verano, la playa, pero sobre todo MI PUEBLO.

 

Si volvieras a nacer ¿qué no harías y qué te faltó hacer?

– Desde luego tener la lengua tan ligera me ha proporcionado más de un disgusto y me habría gustado saber mordérmela a tiempo. Hubiese sido feliz estudiando y trabajando en alguna carrera dedicada a la docencia.

 

Desde que te prejubilaste ¿qué haces que antes no podías?

– Sobre todo cursos en la Universidad Permanente que suelen durar un par de meses, como Informática, Arte, Historia de Alicante, etc. Además he continuado con el aprendizaje del idioma inglés en dos sitios diferentes a la vez, hago esmalte en las clases que programa el Club CAM, la semana pasada acabé un curso de Dibujo y voy a continuar con el del idioma italiano. Se adquieren conocimientos y se hace amistad con la gente.

 

¿Sigues jugando a los bolos?

– Ahora no, pero sabes que defendiendo los “colores” de la Caja he participado en campeonatos europeos, formando equipo con Mª Dolores Poveda, en la que siempre confiábamos, pues por su calidad era la mejor, Mª Dolores Tomás y Aurora Barberá. El equipo masculino lo formaban Miguel Solera, Rafael García, Fernando Galán, Pepe Olcina, Pepe Barberá y José A. Mendoza. Su equipo en competición era de 4 jugadores y el femenino de 2. Nos iniciamos en la bolera, no automática, que existía en el Club Montemar y posteriormente entrenábamos dos veces por semana en Benidorm. Iba dos días al gimnasio, y algunos fines de semana participaba en campeonatos, es decir, que el deporte ha estado siempre muy presente en mi vida, pero al paso de los años he ido cambiando el ritmo: gimnasia, yoga y actualmente caminar.

 

¿Cómo fue plantearte la prejubilación?

– Me enteré por “radio macuto” a primeros del año 2005 de que iba a haber prejubilaciones y le pedí a mi último jefe, Eduardo Severá, que después de 38 años en la Caja ya me merecía el descanso del guerrero. No hubo ningún tipo de problema y fui de las primeras en aparecer en las listas. He quemado una etapa de mi vida y me encuentro perfectamente para continuar otros tantos años en mi nueva situación.

 

¿Que le dirías a los compañeros que se jubilan?

– Pues si de algo les sirve mi experiencia, les digo, a los que sus circunstancias se lo permitan, que no se queden en casa. Que el saber no ocupa lugar y nunca es tarde para aprender. Que hagan actividades tanto mentales como físicas, pero que no se queden estáticos. Yo, por problemas de cervicales, tuve que dejar el deporte pero se pueden hacer otras muchas cosas, como dejar el coche y caminar. Hay que leer, escuchar música, sí, pero hay que relacionarse y aprender cosas nuevas.

 

¿Qué pides en el restaurante y qué cocinas en casa?

– Pido lo que normalmente en casa no me cocino, y ahora sobre todo pescado. Observo que de un tiempo a esta parte he pasado de la carne al pescado ¡será para cuidarme un poco más! En verano tomo mucha verdura y ensaladas para en invierno pasar a los caldos y sobre todo a platos de cuchara. No soy de paladar fino, me gusta todo, pero poco, no abundante, y variado.

 

Cuando le pregunto por los viajes, exclama:

– Oh, me has tocado mi punto débil. Empecé de muy joven. Con un año ya hice yo sola el trayecto Alicante-Jijona, pues mis padres enviaron el “paquete” a mis abuelos en el autobús (el conductor era amigo e iba a su lado, todo hay que decirlo). Tengo, desde entonces, las maletas siempre dispuestas aunque no acostumbro a hacer lista del equipaje porque las dejo abiertas encima de la cama y voy colocando poco a poco lo que creo que voy a necesitar. Conozco España y casi toda Europa, parte de África y, como me gusta poco el avión, no me atrevo a cruzar el charco, por lo que mi asignatura pendiente es visitar países del continente americano y también Japón. He realizado cruceros por los fiordos nórdicos y las islas griegas. Siempre que dicen en el Club CAM o en JubiCAM “viajeros al tren, o al barco” allí suele estar Emma.

 

Y para acabar nuestra amigable charla, le pido que me cuente alguna de las anécdotas que le hayan ocurrido, y me dice:

– Recuerdo la más lejana en el tiempo, pues llevaba solamente dos días en la Caja cuando el Sr. Plá me dijo que fuese al despacho del Sub-director General, D. Juan Calero, porque me iba a dictar un contrato (su secretaria estaba enferma), y yo le pedía: no, por favor. Todo fue inútil. Mientras yo subía, Plá le hizo una llamada indicándole que estaba muy asustada. Al entrar me tropecé con sus ojos azules y me preguntó: –¿qué, estás bien? Creo que ni le respondí, sólo sonreí. Empezó: En .. A li can te .. a .. si e te .. de .. etc. (deletreando las palabras en vez de dictarlas) y me dijo muy serio, pero socarrón: – Si voy muy deprisa no te preocupes que puedo ir más despacio. Yo entonces le respondí: –No, no, puede ir más deprisa. ¡Qué tiempos! Buena persona D. Juan. También recuerdo que cuando estábamos en la Rambla por la ampliación en San Fernando, mi madre estaba muy malita y nunca agradeceré lo suficiente al Sr. Palazón que hiciese la “vista gorda” dejándome cruzar la calle para poder visitarla a la hora del almuerzo. Siempre ha habido mucha unión entre los compañeros del departamento, incluso con los que llegaron de las fusiones. Enumerar a todos los que he tenido durante tantos años sería imposible, por espacio y por temor a dejarme alguno, pero en representación de todos ellos citaré a Elena Aracil, a quien considero como una hermana, y al recientemente fallecido Luís Santiago. Fueron notorias las comidas del departamento, sobre todo las de Navidad, y me encargué personalmente de que a ellas asistiesen las mujeres o maridos no empleados CAM. Para hacer CAM.

 

Emma, gracias de la CAM … bueno, de JubiCAM y de tus amigos.

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