Mentiría si dijera que no me  importa el lenguaje, sobre todo – por supuesto – el que es común y me permite acceder a los libros o a los medios de comunicación para informarme,  cosa esta última que cada vez parece labor mas ardua, puesto que el uso de palabras, frases, modismos foráneos… lo dificulta considerablemente.

     Si a esto añadimos que este uso se extiende también al lenguaje coloquial, podremos encontrarnos (p.e.) con algo así: “Hoy no iré a comer a casa porque tengo un meeting con mi amiga Pepi, que nos ha preparado un breakfast; luego nos reuniremos en el chek point de San Juan para tomar un lunch servido por una empresa de catering. En el breakfast tomaremos sándwiches y creo que el postre del lunch es frambuesa cake.

     A la vuelta pasaremos por el  out let de San Vicente ya que me han dicho que venden unas zapatillas de trekking  que me interesa comprar porque quiero aprovechar la chance para hacer deporte, pero no creo que llegue al  sprint. Además, van a conectar con la pasarela de Madrid fashion week y quiero ver la moda de temporada. Aunque, a decir verdad, he oído que un bailarín va a impartir un master class y es posible que lo decida en el party…”

     A estas alturas, yo estaré entretenido con mi personal computer intentando entender ése extraño software que todavía no he logrado averiguar si funciona pulsando on , dándole al switch o la tecla play. Como siga así no conseguiré ver ésos clip art  de Windows que tanto me han alabado.

     Bien mirado lo que realmente debería preocuparme es si las bank subprime son las culpables de que mi fondo de pensiones esté knock out o bien el problema es que repartieron muchas stock options y lo que mejor puedo hacer es guardar debajo de un ladrillo el poco dinero que me ha quedado, en espera que las agencias de rating reclasifiquen mi banco.

     En fin, a lo mejor si leo algo sobre ésa empresa de marketing en la que acostumbran a hacer  sesiones de coaching y demostraciones de lo que se puede obtener con el brain storming es posible que el week end  no esté perdido del todo y aún llegue a tiempo para ver en el video el blue ray en el que el speaker cuenta como se lleva a cabo el proceso. Si no es posible, leeré el cómic de Spiderman que se dejó olvidado mi sobrino ayer.

     Aunque, si les digo la verdad, no he llegado a estar realmente preocupado hasta el otro día en que, cuando pregunté a la dependienta de la perfumería (una chica andaluza que acaban de contratar): ”¿qué me aconseja, Varón Dandy o Heno de Pravia?” esta me contestó rápidamente” ¡ódete!.”

     Francamente, estuve a punto de armarla gorda, porque no me pareció forma de tratar a un cliente. Afortunadamente, a renglón seguido me enseñó el frasco que llevaba en la mano y pude leer Eau du te.

     ¡Menos mal que estudié francés en el bachillerato!