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LA CRISIS Y LA BOLSA
     (por José M. Quiles Guijarro)     

José Miguel Quiles


     El premio Nobel de Economía Paul Krugman ya advirtió que el mundo se enfrentaba a una fuerte recesión económica. Si desde el punto de vista del empleo y el económico en general la crisis es grave, desde el punto de vista bursátil la crisis es de una magnitud desconocida hasta ahora. Esta crisis es nueva, única, no tiene precedentes. Algunos valores se están cotizando al 8% de lo que valían en el año 2.006.
  
     Lo peor de esta crisis bursátil es que al no tener antecedentes no podemos recurrir a remedios conocidos. En el 73 y  el 80 fue el petróleo,  luego el crack del 87, después la del 94, y todas tenían algo de similar adonde echar mano para paliar los efectos. Ahora no. Ahora hay que inventarse una medicina nueva.
   
     Nunca podré olvidar al primer bolsista que conocí; fue en el año 68. En la oficina Virgen del Remedio. Era un señor del norte, obeso, de media cultura, todo en él irradiaba  una grata sensación de cercanía y amistad; me dijo:
   
     -         Iberduero  nos va a dar 1 por cada 3 acciones a los ahorradores.
   
     Él lo consideraba un premio a la “fidelidad”. En aquella época los ahorradores participaban en la sociedad y obtenían un beneficio y la sociedad, a su vez, se financiaba  del canal más apropiado para ello, es decir de sus propios accionistas. Ese es el espíritu de una sociedad anónima. Recordareis “las matildes” de Telefónica.
   
     Desgraciadamente dentro de los males de la crisis en general, a la bolsa en particular le salió una rara enfermedad: entre los años 1991 y 1993 aparecen los fondos especulativos. Los hedge fund;  los Soros, los Falcone, los Buffet y compañía. Obviamente no son ahorradores, su juego no tiene nada que ver con la evolución de la economía, es un simple movimiento financiero que en nada ayuda a las sociedades. Compro sin dinero y vendo sin tener acciones, manejo las cotizaciones Se da el caso de que por un lado la administración inyecta dinero a la banca para que circule y por otro se machacan sus cotizaciones en el juego bursátil.
   
     Lo deseable para la Bolsa sería que tocara fondo cuando antes,  por muy bajas que fueran las cotizaciones, por muchas pérdidas que esto conllevara a algunas familias, pero si la Bolsa entrara en una etapa de zig-zag plano, tanto los accionistas pequeños como las empresas sabrían a qué atenerse. Una Bolsa plana es una Bolsa que funciona. Volvería al mercado el dinero de los accionistas ahorradores, que a la postre son los verdaderos accionistas y las empresas se financiarían de ellos. En una bolsa plana terminarían las posiciones bajistas. Actualmente el dinero del pequeño accionista huye de un juego  manipulado y artificioso.
     
     Con frecuencia asistimos al hundimiento de la cotización de alguna sociedad que funciona aceptablemente, que tiene un precio objetivo alto y un P.E.R. interesante, y sin embargo en una semana se queda en un tercio de su valor porque ha caído en manos de depredadores que fuerzan la cotización a la baja con unas operaciones a corto.
    
     Si en el año 1.991 se estableció una manera de operar en bolsa, a crédito, que diese fluidez al mercado, y recientemente estas operaciones (short-selling) han sido prohibidas en Reino Unido y EE.UU., no veo dónde puede estribar el problema para que la CNMV y la administración, si la economía lo necesita, no establezca nuevas reglas de juego  acordes con la situación actual.

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