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¡CRISIS...!

(por Fernando García Cabrera)

  

     Hora sí y hora también de cada día no paran los medios de comunicación de decirnos y recordarnos que estamos en crisis, como si de una novedad se tratara: crisis económica, social, cultural, religiosa, moral, tributaria… podríamos decir que el Estado de Bienestar, del que también tanto se habla y que a pocos importa pues las economías familiares cada vez andan o andamos peor, se incumple.

 

     En mis estanterías me encuentro con un libro de Hacienda Pública, para abogados, y en él una pregunta: “Analiza la evolución del sistema tributario a lo largo de los cinco primeros libros de la Biblia (el Pentateuco) y comenta qué sistema te parece más adecuado.”

 

     ¿Por qué me llamó esto la atención?: 1) Porque coincidió con la noticia de que la Iglesia Católica, en el último año, ha recibido mayor cantidad de dinero de la Declaración de la Renta, al incrementarse el número de ciudadanos que voluntariamente pusieron la (X) en la casilla correspondiente; más recaudación, pues, que aumenta sus recursos económicos que tanto necesita. 2) Llama la atención que ese libro de Hacienda Pública, editado en el 2008, ponga esta pregunta.

 

     En consecuencia, examino el Pentateuco (que, como sabemos, pertenece al Antiguo Testamento) y localizo en los siguientes libros estas referencias al sistema recaudatorio existente en aquellos tiempos:

 

A) Éxodo 30, 11-15: “Habló Yaveh a Moisés diciendo: Cuando cuentes el número de los israelitas para hacer el censo, cada uno pagará a Yaveh… medio siclo. El tributo reservado a Yaveh es medio siclo… el rico no dará más ni el pobre menos de medio siclo.”

 

B) Levítico 27, 30-33: “El diezmo entero de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como el de los frutos de los árboles es de Yaveh: es cosa sagrada de Yaveh… Todo diezmo de ganado mayor o menor, es decir cada décima cabeza que pasa bajo el cayado, será cosa de Yaveh.”

 

C) Deuteronomio 16, 16-17: “Nadie se presentará ante Yaveh con las manos vacías: sino que cada cual ofrecerá el don de su mano, según la bendición que Yaveh tu Dios te haya otorgado.”

 

     Antes de exponer mi análisis, y para centrarnos en el valor de las monedas indicadas en los textos sagrados, copio lo siguiente:

 

SICLO: (Etimológicamente del latín siclus, y éste del hebreo séquel.) m. Numis. Moneda hebrea de plata con peso de media onza.

 

Esta voz, empleada por autores griegos y latinos, no es sino una transcripción de la voz semítica “schegel”, que en la Biblia y en los textos cuneiformes designa la unidad de peso. Los judíos distinguen entre el siclo del santuario –que es de veinte guerras- y el siclo del comercio. El siclo como moneda se halla empleado únicamente en Persia en el tiempo de los Aquemánidas. Darío I, hijo de Histaspes (521-485 a. de Cristo), al mismo tiempo que creaba el dárico de oro introducía una moneda de plata que pronto se propagó entre los griegos del Asia Menor, los cuales le dieron el nombre de siclo médico (de Media) o simplemente siclo.

 

Este siclo, que pesa 5,60 gramos, es en realidad el dracma persa y (como el dárico) lleva grabado un arquero persa. El siclo médico, muy propagado entre los griegos del Asia Menor, penetró, como el dárico, en Atenas.  Las ciudades griegas y fenicias que estaban bajo la dominación de los Aqueménidas persas o en relaciones comerciales con el Oriente, acuñaron (con variedad de tipos) gran número de stateras de plata, de 11,20 gramos, que a base de la unidad ponderal persa eran  dobles siclos. Entre los judíos el valor del siclo era muy distinto. En efecto; en la serie de monedas judaicas de la dinastía asmonea las piezas llevan el nombre de siclo, y el siclo de plata de Simón Macabeo (145-135 a. de Cristo) y de sus sucesores, que lleva la leyenda “schegel Israel”, pesa 14 gramos; también se acuñó el medio siclo con la leyenda “khatzi hashegel” (medio siclo) con un peso de 7,12 gramos. Lo dicho da a entender que en el siglo II antes de Cristo el nombre de siclo se transfirió al tetradracma, considerado como tipo o unidad monetaria. Los romanos recogieron esta tradición puesto que estimaban el siclo hebreo en 4 dracmas áticos o 4 denarios. El siclo de plata acuñado por los judíos sublevados contra los romanos en los reinados de Vespasiano y Tito, y luego en el de Adriano, pesaba 14,25 gramos como el antiguo siclo asmoneo.

 

     Expuesto esto, pueden ustedes deducir el sistema de valoración a efectos de tributar a la Iglesia (de aquellos tiempos).

 

     Y ahora les expongo la respuesta a la pregunta del análisis de la evolución del sistema tributario, como sigue:

 

     Claramente, la evolución del sistema tributario en los cinco primeros Libros de la Biblia representa el paso de un impuesto de cuota fija (medio siclo para todos los contribuyentes) a otro de carácter proporcional (el diezmo o un 10 por 100 de todos los ingresos o de la riqueza de los contribuyentes y a otro de tipo progresivo (cada uno ha de entregar según lo que haya obtenido) o al menos basado en alguna relación con los beneficios obtenidos de Yaveh.

 

     En cuanto a qué impuestos serian más adecuados desde el punto de vista de los principios tributarios, parece claro que la neutralidad y la simplicidad harían preferibles los de cuota fija, mientras que la equidad y la suficiencia nos decantarían a los progresivos. El proporcional ocuparía un nivel intermedio entre estos principios. Por supuesto, cada persona tiene su propio sistema de valores para ponderar cuales de estos principios deben tener una mayor importancia o deben atenderse con prioridad.

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