Índice de Documentos > Boletines > Boletín Junio 2009
 

Demetrio Mallebrera Verdú

A corazón abierto
(por Demetrio Mallebrera Verdú) 

INVOLUCRARSE EN UN BUEN AMBINTE

  

     Decía en otro lugar hace unos días que, por dispararse el efecto de lo que los expertos llaman la “amígdala cerebral”, la gente tiene tendencia a hacer que las malas noticias cundan por todos los ámbitos sociales y se muestre triste y retraída aunque no le afecten de lleno los efectos de la crisis económica que estamos pasando. ¡Hombre!, esas cosas pasan principalmente por que nunca dejamos de ser humanos y por muy duros que queramos parecer y por mucho que nos queramos esconder, todos conocemos lo que está sucediendo, y es ya muy grave el elevado número de personas sin empleo y de familias en las que no entra ni un solo sueldo. Los factores y las cadenas productivas fallan al romper se cualquier eslabón, y de ahí van cayendo los demás grilletes porque el efecto de dependencia que se había creado entre ellos era no sólo la especialización sino incluso lo que formaba la razón de ser empresarial; pero es que la cosa se pone negra cuando uno piensa qué pasará cuando se acaben los subsidios o estos afecten a más gente de la que pueda entrar ahora a tener un puesto de trabajo, por mucho que ya oigamos decir a los agraviados que por favor les den trabajo de lo que sea, aunque no tengan ni idea de cómo se hace, porque tienen bocas que llenar en sus casas y hacer frente a sus comprometidos e inaplazables gastos derivados de viejos afanes.

     Tampoco los gurús y los profetas se esperaban que esto durase tanto o tuviera tan graves consecuencias, ni los políticos ni los directivos empresariales se lo esperaban; como tampoco los que tanto podíamos haber hecho algo mejor, los que nos llamamos comunicadores (aunque la publicidad no ha parado, ha sido bastante creativa y hasta ha saturado), consintiendo unos titulares que dejan tumbado al más valiente; así que todos nos hemos equivocado. Pero utilizar este lenguaje y tener este espíritu negativo es hacer un flaco favor a toda la sociedad, que anda como loca deseando ver algo bueno que asome por el horizonte, como algunos (quizás con algún cargo de conciencia) ya están haciendo, para enderezar errores por exageración y elevar los ánimos por necesidad. Algo semejante hizo el presidente del gobierno convirtiendo el debate del estado de la nación en un mitin lleno de promesas y de acusaciones, pues lo que de verdad consiguió fue desconcertar con su retahíla de nuevas medidas que van a beneficiar a unos sectores pero no a otros y van a desincentivar a los inversores y empresarios que es a los que hay que hacerles cosquillitas en los pies para que creen empleo. Como bien dicen los máximos representantes de la Confederación Española de Comercio los consumidores pueden comprar hoy más que hace seis meses y eso que veníamos haciendo últimamente de comprar por comprar llenando bandejas y estanterías se ha acabado porque ahora se hará por necesidad.

     Pero, de verdad, ¿qué crisis es ésa en la que los fines de semana están las carreteras a tope en cualquier sentido de la marcha y en los puentes se llenan los hoteles? A causa de la gran cantidad de ofertas y promociones, es difícil saber si se están produciendo beneficios, lo importante y lo bueno es que se mueva el empleo. En donde curiosamente sí que se han dado cifras es en la asistencia a los cines. La gente ha encontrado en las salas un buen lugar donde no gastarse mucho, divertirse y culturizarse. El sector ha manifestado que los ingresos han superado en 17 millones comparando el primer cuatrimestre de este año con el del 2008, aunque esas cifras no han sido buenas para el cine español, si bien se prometen grandes expectativas. Los espectadores prefieren comedias y filmes de acción y de aventuras, incluso gana feligreses el llamado cine artístico y alternativo, pese a que tenga que seguir siendo minoritario. Y es que esas escapadas de fin de semana a ver parajes nuevos o arregladitos, la playa y la montaña, las excursiones, como el gusto demostrado por las películas, es un modo de manifestar nuevas ansias de dejar de vernos siempre los mismos las tristes caras que arrastramos. Es lo mismo que, volviendo a la comunicación (no lo puedo evitar) en las empresas que aún quedan sanas hay que pasar en lo posible de tener sobre las cabezas las amenazas de despidos y cierres; hay que motivar como nunca se ha hecho. Eso es también cambiar de aires, y aquí aún más claro: de acicates, de talantes, y de buenos ambientes.

Volver