Decían de Marilyn Monroe que era algo vulgar, pero con una espléndida vulgaridad. La chispa y la genialidad en una persona no han de llevar necesariamente el sello de la distinción, ni de la cultura. Y vengo a decir esto porque hace unos días fui un oyente involuntario de una conversación entre dos señoras en una cafetería, a la hora del desayuno. La señora que hablaba estaba a mis espaldas, pero muy cerca de mí, las primeras frases me hicieron sentir un incómodo partícipe de su intimidad, pero me cautivaron de tal forma que no pude resistirme a prestar toda mi atención. Decía así, más o menos:

 “ Anoche el Peter quería fiesta y yo que lo veo venir (porque se lo noto en el mismo respirar)  me digo: “Huy… esta noche te equivocas superman…”;  oye… que  va todo el invierno de pichafloja, quedándose hasta las tantas viendo la tele, la noche que no es  Buenafuente  es  “Gran Hermano” y cuando nos venimos al apartamento, con tanta niñita desnuda se ve que se le calienta el ánimo… el caso es que se espabila el hombre en verano.

…Así que me digo, esta noche vas a dejar tú al “gran hermanito” tranquilo, que Gertru también cuenta… a ver si va a estar la Gertru aquí solo para cuando el nene quiera…no hijo, no. Y va y se me acerca y me rasca la espalda, “Gertruuu, gordi” (Peter cuando quiere fiesta me llama “gordi”) ¡oye que estaba ya preparao!… un desperdicio, ya ves,  pero yo “¡que no! ¡que estoy cansá! ¡que he dicho que no y es que no!”  Y él terco y venga y dale…Y voy y le digo, pero ya muy seria: “Peter, estoy to el día fregando, que sabes que he limpiao todos los armarios de la cocina y no tengo ganas de ná, ea… me dejas o me voy a la habitación de mi madre”, ¡así se lo he dicho!
En la habitación de mi madre hay dos camitas. Y mi madre no se entera, se toma un Zolpiden y no se despierta hasta las nueve. Y el Peter sin estarse quieto y yo digo: “si te piensas que con el “gordiiii” ese tuyo te vas a salir con la tuya, lo tienes claro, superman...”

(La llegada del camarero, más o menos en este punto ha diluido la conversación. Platos, tazas, vasos “¿Qué va a ser?” “¿Tú que tomas…?” “Yo un descafeinado con leche…”.Y yo pensaba que el tema moriría por sí mismo, como un asunto anodino y pasarían a otra cosa, pero no).

“…Y lo que te decía,  así que  me vuelvo de costado,  a la orilla de la cama, toda encogía y me pongo el pinganillo de la radio en el oído, la cadena Ser, eso de “Hablar por Hablar”,  que me gusta a mí el programa ese, era ya la una de la noche… pero claro,  pendiente yo… de ver como acababa la cosa,  porque él estaba… ya te digo, pesao, pesao, como él solo.

Así que al finá  se ha quedado boca arriba, reprimido y respirando fuerte y ¡fíjate!, sentía yo su tensión y con toda su mala leche va y me dice,  muy serio y muy fino: (el Peter cuando  está de mala leche, habla con mucha finura él, se ve que ha estudiao en los Jesuitas)  “Mira Gertru, … para que lo sepas,  tú tienes unos deberes conyugales ineludibles…”. Tú fíjate,  deberes conyugales me dice, desde luego hijo mío, no eres más gilipollas porque eres bajito… esta noche no se hacen los deberes, mira tú por dónde.  Mañana te pongo el Cillit Bang en la mano y me haces los dos baños, ¡toma  deberes conyugales!  pero yo no le he dicho ná.  Si les das rollo, se ponen románticos, sacan la labia  y acaban saliéndose con la suya.  Yo chito. Y ya por fin se ha dao la vuelta… pero yo, ¡ay!,  con lo de los deberes conyugales ineludibleeesss, es que me partía de risa por dentro…

Así que hoy cuando venga a comer le diré, “qué superman,  cómo vas…” así con cachondeito, cuando está él así un poco embravecío le digo: …”¡¡supermaaaan!!” ¡Huy,  le sienta de mal!...  y a todo esto hoy no sé qué hacer de comer…”

Dentro de su tono burlón,  sus palabras transmitían una energía positiva, una vaga sensación de ternura.  (Lo de Peter y Gertru, es cosa mía)