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NOTICIAS EXTRAÑAS
(por Gaspar Pérez Albert)


     Los medios de comunicación tan amplios de que disponemos en la actualidad, nos ofrecen noticias de todo tipo con prontitud y puntualidad. Las hay buenas y malas, positivas y negativas, agradables y desagradables, alegres y festivas, tristes y lamentables, etc… Pero además de todas éstas, o quizás dentro de ellas, las hay extrañas, raras y, tal vez, hasta chocantes. Este es el caso de una información aparecida en algunos medios, según la cual un fiscal solicitaba para una madre la pena de alejamiento por tres años de su hijo, al que presuntamente había maltratado golpeándole con una escoba por volver a casa a altas horas de la madrugada, sin tener permiso paterno ni mucho menos materno para regresar tan tarde.

     Nunca he sido partidario de la violencia ni siquiera en su más mínima expresión, como puede ser un capón o un cachete de un padre o una madre a su hijo pequeño, a veces justificado, según mi modesta opinión, para recriminar o impedir cualquier travesura que más tarde pudiera incluso perjudicarle. No obstante, en este caso concreto, creo, y mi opinión será compartida por muchos de mi generación, que la madre seguramente se excedió en su castigo, pero debo decir que existe la atenuante de la angustia que, sin duda, pasó esperando al hijo, temiendo que le hubiera ocurrido algo malo. Tal angustia le llevó, poco a poco, a un estado de nervios tal, que estalló al final, haciéndole agredir de esta forma al hijo, como desahogo a su nerviosismo. Esta circunstancia puede que no fuera tenida en cuenta por el fiscal, que posiblemente se atuvo principalmente a la ley, como era, sin duda, su obligación. Actualmente se dan muchos episodios de violencia y malos tratos, y por eso incluso se ha creado un ministerio que se ocupa de estos asuntos, lo cual me parece muy acertado; pero seguramente por eso, hoy en día, nos enteramos que muchísima gente, individual o colectivamente, reivindica malos tratos frecuentemente y por eso se me ocurre pensar que ante la agresión que nos ocupa, la “paliza” de la madre debió ser casi brutal, a juzgar por la petición de la fiscalía. Tres años de alejamiento de una madre de su hijo me parece demasiado fuerte. A nosotros, los que ya tenemos una edad bastante madura y quizás a otros incluso más jóvenes, nos resulta chocante pensar que si esto nos hubiera ocurrido en nuestra niñez o adolescencia, ya nos hubiéramos ocupado de llegar pronto a casa, aguantar el probable castigo, callarnos y procurar que nuestros padres no se enteraran de nuestra llegada a hora no autorizada. Y hoy,  con los tiempos tan reivindicativos que vivimos, tenemos la incertidumbre de lo que, puesta a protestar, habrá reivindicado la escoba, que habrá quedado muy mal parada, la pobre. Esta apreciación es solo una broma, que no es obstáculo alguno para que, desde lo más profundo de nuestros corazones, repudiemos todo tipo de violencia.

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