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LA UTILIDAD DE LO QUE ES DEPENDE DE LO QUE NO ES

(por Matías Mengual)

Matías Mengual


Por ejemplo: La utilidad de un botijo de arcilla depende de algo no material: su vaciedad. De no estar vacío, ¿dónde le meteríamos agua para tenerla fresca? La utilidad de una guitarra depende de otro vacío, el de su caja de resonancia, porque, sin él, no repercutiría el sonido. Y, de igual manera, la utilidad de cualquier habitación depende también del vacío que nos permite permanecer en su interior.

Pero así como la utilidad de un vacío, a menudo, nos pasa desapercibida, hay en todo lo que existe un factor también imperceptible responsable de toda creación. Me refiero a lo que, en las cosas, llamamos esencia: Aquello por lo cual la cosa es. De manera que, si, como parece, lo esencial de un botijo es mantener el agua para beberla fresca, su utilidad también depende de lo que no es, porque la esencia no posee realidad o existencia, sólo está en el pensamiento como la verdad de la realidad.

La consecuencia lógica de cuanto queda apuntado es preguntarse: ¿De qué depende mi utilidad en esta vida?

¡Guau! Ciertamente, no lo sé; pero sigo creyendo que nadie que se proponga encontrar la verdad podrá fracasar. Por tanto, debo abstenerme de abrigar pensamientos desalentadores y quejas banales, para seguir anotando ideas constructivas: Pienso que nuestra utilidad tiene que ser algo esencial y distinto en la vida de cada cual. Por tanto, creo firmemente que con la esencia nacimos, aunque uno no recuerde nada de ella. Además, puesto que somos seres inteligentes, creo que también llegamos al mundo con cierta capacidad de comprender, aprender y asociar, y que, por tal motivo, pudimos disponer incipientemente de cierto tipo de conciencia moral innata, cuyo origen suele atribuirse a una entidad divina.

Con el paso de los años, hemos llegado a suponer que habríamos venido al mundo para aprender, proceso que inicialmente emprenderíamos con torpes imitaciones de nuestros mayores, emulaciones que muy bien pudieron ser los primeros intentos del ego de hacerse notar. Eran las primeras impresiones que le llegaron de afuera a la conciencia a través de los sentidos, inaugurando así el registro de impresiones que iban a dar contenido a lo que ahora denominamos personalidad. La consecuencia natural subsiguiente fue la pasividad de la esencia que, por decirlo de alguna manera, pospuso el inicio de su función y se echó a dormir.

Sólo con su despertar, la esencia consigue que el ego pierda protagonismo poco a poco y que la personalidad deje de aparentar. Para la conciencia esto supone, en cada individuo, su ascenso a un nivel superior de inteligencia, tal como ha estado procurando durante millones de años en todos los niveles inferiores de nuestra evolución. No olvidemos que con la evolución individual evoluciona la conciencia del universo. Por lo tanto, la utilidad de cada cual en esta vida depende del particular nivel alcanzado por su conciencia.

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