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ELEUTERIO LLOFRIU SAGRERA
(por Vicente Ramos)

Vicente Ramos


     Nacido en Alicante el 29 de agosto de 1835, su vida se fue haciendo entre las oleadas sociales y estéticas del romanticismo y las del folletinismo postrero del XIX.

 

     Doctor en Derecho, amigo entrañable de Castelar y de Maisonnave, Eleuterio Llofríu desempeñó altos cargos en el Ministerio de la Gobernación, en cuyo ejercicio –Secretario del Gobierno Civil de Huesca- falleció en esta capital el 16 de febrero de 1880.

 

     Este trabajo se hace patente en las publicaciones periódicas que dirigió como El Álbum de las Familias o la Revista de Beneficencia, Sanidad y Establecimientos Penales, en su apoyo a la Asociación de socorros mutuos de empleados de ferrocarriles, a la Academia tipográfica de mujeres, a la Escuela de adultos (Madrid,1873) o bien en alguno de sus poemas, verbigracia el titulado La instrucción del pueblo de indudable corte ilustrado: “no hay libertad en pueblo sumergido/ del error en antro cavernoso;/ no hay libertad do la ignorancia impera./ Pueblo ignorante, pueblo envilecido/ a las plantas del déspota ambicioso”.

  

Maldito Dinero     Fascinado en principio por las obras de Meléndez Valdés y Quintana, su gran y así proclamado maestro lírico fue José Zorrilla, en cuyo fundamental aspecto evocamos la inolvidable Plegaria a la Virgen, que, con letra de Llofriu y música del maestro Llanos, cantó el pueblo lucentino el 4 de agosto de 1886, así como sus colaboraciones en las revistas “Álbum Literario” (Alicante, 1863) o “La Velada” (Alicante, 1873) y en los diarios “El Graduador” y “El Constitucional”.

  

     Fecundo novelista, género en el que se inició con el relato La hija del mar, traducido a varios idiomas,  este alicantino cultivó también el campo de la historia con interesantes estudios acerca de las insurrecciones cubana y federal española y, sobre todo, el de la escena para la que compuso muchas piezas, estrenadas, algunas, en nuestro Teatro Principal, como Un voluntario,  y otras en Madrid – Teatro Martín- como Galileo, “preciosa comedia histórica en un acto y en verso”, dicho así por el gran periodista Antonio Galdó López.

  

     Si Manuel Rico nos facilitó su bibliografía, su biógrafo, Benedicto Mollá, nos dijo que la muerte de Eleuterio Llofríu Sagrera “fue universalmente sentida, pues no supo doblarse ante el afortunado, ni usó jamás de la adulación rastrera; siempre sincero y amante de la verdad, jamás apartó su vista de la senda de rectitud y justicia (...) Tal fue la vida de este diligente cuanto erudito alicantino, cuya celebridad pasará a los fastos literarios para gloria y honor de su pueblo natal”.

  

     Añadamos finalmente que Llofríu Sagrera no olvidó jamás la belleza y el espíritu de su tierra nativa, tal como se patentiza tanto en sus estampas paisajísticas como  en sus amorosas llamadas a la venerada imagen de la Santa Faz.

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