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SENDERISMO – XORRET DE CATÍ

 

            Salimos de Alicante con mal tiempo. Desde Castalla hasta el Xorret de Catí una lluvia fina y una niebla densa, mal día para senderismo; sin embargo al llegar (9.30 h.) éramos veinte compañeros, todos animosos y dispuestos, por tanto como dejó de llover, una foto de familia y nos lanzamos a conquistar el Maigmó (La Crestería del Fraile).
 

            Miguel Ángel Martínez, nuestro guía, nos dijo: “Nos acercamos a la Ermita y si llueve nos volvemos…”. Y eso hicimos, pero el tiempo nos acompañó.
 

            El recorrido era -según la guía oficial- el número 34 (PR-CV. Pequeños recorridos de la comunidad valenciana), visitamos primero la Casa de la Administración, un caserón en ruinas del que nadie sabe el porqué de su burocrática denominación, un inmenso Castaño de Indias con las ramas picudas y amarillas (liquen). El caserón medio derruido, la niebla, el día gris y los árboles amarillos, ofrecían un aspecto romántico y misterioso, como un paisaje extraído de “Cumbres Borrascosas”.

 

            El Pou de Neu, un inmenso caparazón de tortuga en piedra (es mejor el frigo de casa, no hay color) y en lo alto la Ermita del siglo XVII, la Iglesia de la Inmaculada Concepción, como una figura de mazapán.
 

            Desde allí 4.3 Km. hasta el Pantanet, todos animados, en buena compañía, el Alto de Ponce, con unas vistas impresionantes, caminar libera endorfinas, (la hormona de la felicidad), la naturaleza relaja el ánimo. Un paisaje verde y lejano y el silencio profundo de la montaña, apropiado para dejar vagar la mente. Y la gente de buen rollito: “Que si esto es tomillo o rabo de gato, que si los jabalíes se comen las bellotas, que si este año está lloviendo mucho, que si por aquí debe haber conejos…” en fin, como digo, buen rollito y ecológico. 4.3 Km. de caminata.
 

            Llegamos al Pantanet y un bocadito para descansar. El Pantanet, antiguo, vacío y profundo, todo de piedra, el rumor de una fuente daba la pincelada silvestre y los chavales que no paraban encontraron un sapo. A todo esto ni una gota de lluvia, y una temperatura ideal, un fresquito sano, el aire limpio.

 

            Volvemos, quedaban 3.6 Km. El recorrido oficial marca el retorno al hotel y punto de partida por la carretera de Petrer, pero Miguel Ángel nos dijo: “Es mejor por aquí”, y señaló un sendero estrecho y pedregoso, para ir en fila india, “¿mejor?” ¡Calla hombre! Aquí vino lo bueno, la odisea, el sendero subía y bajaba a su aire, con cruel indiferencia. “Dame la mano”, “Pon el pie aquí”, “Pon el pie allá”, “Cuidado que resbala”, “Toma la mochila…”, todo a mitad de camino entre la tragedia y el buen humor como en las películas de los años 60.

 

            Al final le dimos la razón al guía, en realidad habíamos ido a hacer senderismo, no “carreterismo”. La carretera, por otra parte, tenía sus peligros, era estrecha, el tráfico, las curvas. Llegamos al hotel, cansados, pero triunfadores, el día gris pero con “charme”. Total 9.5 Km. de recorrido. Agradecidos a Miguel Ángel.

 

            La gente también encantadora, todos con buena predisposición. Hay que volver cuanto antes, la naturaleza nos espera siempre. Convendría añadir, como “punto” de interés a visitar, un buen restaurante al final de la caminata.

                                                                                                                                                                J. M. Quiles

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