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LA PERSONA EN SÍ, PILOTO AUTOMÁTICO

(por Matías Mengual)

Matías Mengual


     Tal como escribió Virgilio: “Pueden porque piensan que pueden”. Por lo visto, si eres capaz de imaginarte como otra persona, empiezas a creer que puedes ser esa persona, y podrás ejecutar lo que piensas, pero siempre con reflejos del estado interior en que te encuentras. Tus creencias, las que sean, tienen poco que ver con los hechos objetivos pero, cuando los hechos apoyan una creencia, el resultado es una mayor confianza en la autorrealización. Por eso es importante conocer cuál es nuestro estado interior a la hora de afrontar un evento.

     Hay gente que, al pensar en su vida, se inclina a creer que está constituida sólo de sucesos o eventos exteriores y que si cierto número de eventos exteriores, de una clase u otra, le hubiesen o no hubiesen sucedido, su vida hubiera sido desdichada, o feliz. Es decir, que todo depende de su buena o mala suerte. Incluso, ante un evento agradable, como un viaje programado, simplemente por una preocupación inesperada o por la mezquindad del individuo, queda convertido en un desastre. Ante un evento agradable, ¿cuántas veces el estado interior y el suceso se combinan felizmente? Por lo general, el evento que no se esperaba en absoluto es el que nos proporciona nuestros mejores momentos. Sabemos que la capacidad de una persona para la vida depende de su desarrollo interior, de la calidad de sus estados interiores. El desarrollo es práctica. Obsérvate por dentro de vez en cuando y te ocurrirá como en el tenis, que sacas mejor por lo que ensayaste el saque que por lo que te dijo el entrenador que hicieras.

     También es verdad que a lo largo del día nuestras sensaciones cambian, ya que estamos expuestos a acontecimientos, circunstancias y personas que nos hacen reaccionar de diferentes maneras. A veces, una persona que goza de una buena situación externa en la vida con suficiente dinero y con buen ambiente, y sin sufrir desgracia alguna, etc. es desdichada y miserable, y, por otra parte, una persona en circunstancias muy diferentes y aun adversas es, muchas veces, todo lo contrario. Si me doy cuenta de que estoy escribiendo bien sin mirar el teclado, empiezo a hacerlo mal. De igual forma, si necesitas analizar antes la razón de aquel “puedes porque piensas que puedes”, no podrás. Haz lo que sea sin buscarle explicación; prueba de poner en práctica lo que propugno y acabarás poniendo el piloto automático cuando la situación lo requiera, y santas pascuas.

     A la hora de afrontar un evento exterior, intenta definirlo en términos tales como “Esto se llama llegar tarde” o “Esto se llama error de cálculo” o “Esto se llama maquinal desaprobación del que me habla” o “Esto se llama rectificar a tiempo”, porque nuestro estado interior puede corresponder a tal evento exterior, o puede ser provocado por él o no tener relación con él. En cualquier caso, con la identificación del suceso, te resultará fácil cambiar a un estado interior más apropiado. Empieza de esta manera sencilla y pronto verás cuán diferentes son los sucesos personales, y cómo tu vida exterior está cambiando todo el tiempo, y lo que no podías hacer en cierto momento, lo puedes hacer en otro. O aprenderás a ser pasivo, no reaccionar en absoluto, no hacer nada, que en ocasiones puede ser lo más razonable.

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