Perdóneme el lector si le complico la vida con titulares que parecen forzados; usted ya sabe que lo que aquí hacemos es pensar, procurando no perder el hilo de la actualidad. Hay otras veces que reflejamos cosas de la vida que casi no precisan de título alguno, probablemente porque no hay conflictos, así sean amables o nefandos, dadas las formas en que se presentan las circunstancias en estos tiempos y las consecuencias que tienen. Esta expresión la dijo una mente preclara cuya presencia física, sus formas y sus talantes externos podrían parecer lo contrario. Se trata de un personaje que hemos descubierto y que va a sernos cotidiano en titulares de prensa y en imágenes televisivas, así hablemos de fútbol o incluso no haciéndolo: el nuevo entrenador del Real Madrid, José Mourinho. Y dado que ambos, club y míster, aspiran a ganar todos los campeonatos posibles. A lo mejor usted ya leyó la entrevista, que salió en el XL Semanal del 20 de junio de 2010, o incluso la rechazó, no tanto por ser el entrenador del equipo al que no quiere por sus formas (que se vieron cuando consiguió ganar al Barça liderando al Inter de Milán en semifinales de la última “Champions”, o incluso por la foto que la revista eligió de portada, mostrándonos un ser intratable que imponía verle por su cara de asesino, que fue cómo consiguió retratarlo David Ellis), o porque se asustó al ver rotulada, bajo su rostro, su sentencia de matón: “Para ser líder, tienes que ser arrogante”.

     La verdad es que cuando llegas dentro no te decepcionas, ya que, en efecto, te encuentras la entrevista del periodista Jeffrey Marcus, en la justa medida de las expectativas creadas, pero aquí iniciadas con un pelín de humildad sin por ello faltar a la verdad: “The special one”, “un tipo especial”, como mote que se aplicó Mourinho a sí mismo cuando fue fichado por el Chelsea. Sepa usted que el portugués, después  de  jugar unos años en equipos de tercera sin destacar, a los 24 años (ahora tiene 47) se sacó el título de entrenador de la UEFA, dando el paso clave en 1992 cuando conoció a Bobby Robson, con quien estuvo de segundo tanto en Portugal como en España y aquí siguió con el club que le tenía contratado (el Barça) porque quiso aprender del nuevo entrenador, Louis Van Gaal. En el 2000 decidió ser primer entrenador empezando en su propio país, llevando en 2002 al Oporto, sumido en tremenda crisis, a ganar Liga, Copa y UEFA, y después también la Champions. Así dio comienzo al mito de sí mismo cuando lo fichó el Chelsea convirtiéndolo en el entrenador mejor pagado del Mundo. Allí, al tercer año, ya había acumulado seis títulos. En 2008 lo reclamó el Inter para quien alcanzó dos Ligas, Copa, Supercopa y Champions, haciendo incluso triplete. Ahora lo volvemos a tener en España liderando al club Real Madrid, cuyo presidente y afición están sedientos de títulos, como lo está su míster.

     ¡Ah, la frase del titular! Que no se nos olvide explicarla. Fíjese: El entrenador dice no tener nunca dudas antes de los partidos y pasa esa noche durmiendo a pierna suelta (resuelta así la primera parte de la frase); pero si no le han salido bien las cosas, entonces la noche siguiente no puede dormir pensando en las incógnitas (¿qué ha pasado?, ¿por qué no se ha cubierto bien esa zona?, y otros “porqués” imaginables, que hacen que así esté acabada la explicación de la segunda parte del titular). He preferido esta máxima de la entrevista porque creo que es la que mejor define a un deportista ambicioso con toda su sinceridad. Pero para que usted le conozca todavía mejor le voy a dejar escritas otras que, según cómo se mire, pueden ser aún mejores. Por ejemplo: “Me fascinan las incógnitas porque siempre estoy tratando de mejorar”; “hay que reducir al máximo la imprevisibilidad”; “tengo el objetivo de convertirme en el primer entrenador campeón en las tres mejores Ligas del Mundo: la española, la inglesa y la italiana”, “si eres un líder tienes que ser fuerte para que los demás te sigan”; “todos los días me levanto con la misma pasión y motivación por el trabajo”; tiene una metodología de trabajo titulada “el descubrimiento dirigido” y un decálogo (apetece conocerlos por su propio título); “el equipo es más importante que los jugadores”; “mi vida son dos cosas: la familia y el fútbol” (saca a sus hijos al campo cuando gana), “por encima de todo, lo que quiero es ser feliz”.