El amor es una hoguera
que hay que avivar cada día.
Pon tú el fuego, yo mis ascuas,
que sus llamas cobren vida.
Que se eleven al cielo, hermosas,
con sus bellos resplandores.
Que digan al mundo nuestras cosas.
que hablen de nuestros amores.
Diles a las llamas que hablen,
que cuenten hoy nuestros secretos;
no dejes nunca que callen
pues callan, tan solo, los muertos.
Y nuestro amor no está muerto.
Está, nuestro amor, tan vivo,
es tan fuerte el sentimiento
que a los cuatro vientos lo digo.
Porque he de decir cuánto te quiero
en dos sencilla palabras:
Yo te quiero, te quiero
y nada más me importa, nada.