Índice de Documentos > Boletines > Boletín Marzo 2011
 

VIVIR DEL CUENTO
(por Gaspar Pérez Albert)


     Es ley de vida que tenemos que procurarnos y cubrir nuestras necesidades, y para ello, hablando en general, hemos de obtener su financiación, fundamentalmente a través de nuestro trabajo. Es decir, como dice la Biblia: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”.

 

     Esto es la pura teoría, porque en la práctica existen muchos individuos cuya piel no supura ni una sola gota de sudor para lograr salir adelante en la vida, y a veces hasta holgadamente. No me refiero a los poseedores de importantes haciendas o negocios, ni tampoco a los rentistas, pues también a todos estos les tocará, en cierto modo, trabajar para administrar y conservar sus bienes y fortunas. Solo quiero centrar la atención de este comentario en aquellos que consiguen subsistir e incluso progresar, sin oficio ni beneficio, al menos conocido, y llevan una vida muchas veces placentera y regalada. Es decir, aquellos de los que solemos pensar indefectiblemente que suelen “vivir del cuento”.

 

     Sabemos, porque están en la mente de todos, que tales individuos suelen ser gente sin escrúpulo alguno. Valgan como ejemplo los especuladores, dudosos comisionistas, bribones, aprovechados, estafadores, defraudadores, embaucadores, falsos aduladores, mentirosos compulsivos, corruptos, pillos redomados y un largo etcétera. A todos ellos les solemos aplicar, con toda la razón, la aludida expresión, aunque seguramente lo más correcto sería aplicarla solamente a aquellas personas que se dedican a escribir o leer ciertas historias y cuentos y a todos aquellos que hacen posible su representación y escenificación teatral o cinematográfica (televisión incluida). Sin embargo, por desgracia, se aplica a los “elementos” antes citados, que suelen medrar alrededor de aquellos centros o lugares donde se muevan negocios y, sobre todo, dinero. Sin duda son personajes sumamente espabilados que “huelen” de lejos el tiempo y lugar en que se pueden obtener beneficios de cualquier tipo, sin mover un solo dedo y sin riesgo alguno. Para mí son holgazanes que, en mayor o menor grado, tienen alergia profunda al trabajo, y dada su forma de actuar yo los definiría también como “vividores”, en su mayoría con gran clarividencia y no menos inteligencia. La prueba es su forma de actuar sin apenas esfuerzo físico aunque sí con un relativo esfuerzo mental. Esta forma de actuar, ¿acaso no es una prueba de inteligencia?

 

     Desgraciadamente, existen hoy en día en nuestro mundo numerosos ejemplares de estos sujetos “inteligentes”, que si se dedicaran a aplicar su capacidad mental a otras actuaciones lícitas y legales en favor de la sociedad que les rodea, otro gallo nos cantara.

 

     En definitiva, las “joyas” antes mencionadas son gentes, repito, sin escrúpulos, que ayudados por su convincente labia, no dudan en mentir y engañar con tal de conseguir su objetivo de vivir muy bien y sin trabajo alguno, o lo que es lo mismo, “vivir del cuento”.

Volver