Índice de Documentos > Boletines > Boletín Julio 2011
 

EL FUTURO
(por Gaspar Pérez Albert)


     El futuro, como todos sabemos, es el tiempo venidero y nadie lo puede predecir con una exactitud del cien por cien. Siempre puede haber diferencias, aunque sean muy cortas, entre lo previsto y lo que vaya a suceder, incluso en aquellas predicciones efectuadas con el mayor rigor o en base a premisas totalmente científicas. Nos sirve de conocido ejemplo la previsión meteorológica que a diario nos ofrecen los medios de comunicación, léase prensa, radio o televisión, que muchas veces fallan en el lugar o intensidad de las lluvias y vientos y asimismo tampoco resultan ser ciertas las temperaturas anunciadas y todo ello contando con los medios y aparatos más modernos y sofisticados de que disponen para determinar tal predicción. Y además, bastantes veces surgen acontecimientos totalmente inesperados que echan por tierra todo lo previsto.

     Todo lo escrito viene a cuento de las expresiones de ciertos políticos, vertidas después en los medios de comunicación, como publicidad, que vienen a ser más o menos así: “Apostamos por el futuro”. Tal expresión, con perdón, me parece una perogrullada, porque siempre que se apuesta será por algo que todavía no ha ocurrido, es decir por algo futuro. No creo que nadie, cuando apuesta, pueda hacerlo de otra manera, siempre por lo que ha de venir. Sin embargo, no apostar sería como renunciar a nuestra propia vida, y ninguna persona cabal lo haría, aunque se viera agobiada por problemas o enfermedades de mayor o menor gravedad que puedan reducir sus ganas de vivir. Por otra parte el futuro es totalmente incierto por desconocido y por eso si nos aconsejan que apostemos por el futuro están incitándonos a correr un riesgo, dada la incertidumbre y desconocimiento de lo que ha de venir a partir de este mismo momento. Seguramente lo correcto sería decir “apostamos por nuestro proyecto para el futuro”. Sin embargo, desde un punto de vista lúdico y dentro del contexto de los juegos de azar, loterías y otros con premios por sorteo, siempre la apuesta es por algo que, aunque desconocido, al menos de forma puntual se conoce el lugar y el tiempo del resultado o desenlace. Dicho momento es parte del tiempo futuro, y quizás en este caso, aunque no es el caso que quieren hacernos entender los políticos, tal vez podría ser correcto hablar de apostar por ese “trozo” de futuro, aunque el resultado siga siendo incierto. Y lo cierto es que, hablando en general, solo podemos apostar por lo que haya de ocurrir en esa pequeña parte de nuestro futuro, cuando sea conocida o predeterminada con anterioridad, por ejemplo la fecha y hora de un sorteo, o de la celebración de cualquier evento deportivo, etc… El futuro, sin más, es un concepto totalmente abstracto, y si queremos apostar siempre habrá de ser por un acontecimiento o hecho muy concreto.

     Según esta apreciación personal, están utilizando como slogan publicitario una frase para mí equivocada o, cuando menos, incompleta, que viene a ser un error o exageración más,  por parte de los profesionales de la publicidad, con tal de ofrecer un producto, o en este caso proyecto, tan atractivo como para ser aceptado y apoyado por todos.

     El futuro, sin duda, depende tanto de las bases que nosotros los humanos hayamos puesto en el pasado y hasta en el presente, como de los hechos imprevistos que la naturaleza -para nosotros, los creyentes, nuestro Dios- nos tenga reservados. Por tanto no deberíamos hacer cábalas sobre nuestro más o menos lejano futuro, que desconocemos cómo y hasta cuándo será. Solo debemos ocuparnos de llevar a cabo las tareas que tengamos asignadas, de forma que resulten positivas para vivir de la mejor forma posible nuestro incierto y Dios quiera que largo futuro.

Volver