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EL SUDOKOLOGO
 
Ese pasatiempos que ha irrumpido en España en los últimos meses, del cual se dice que tiene sus antecedentes en el siglo XVIII, aunque haya tardado más de dos centurias en ser exportado por los japoneses, y bautizado desde su idioma (en japonés es número sólo: Su, número, Doku, sólo), ese crucigrama de 81 numeritos tiene a muchas personas mayores dedicadas fervientemente a sus entrecifras.

A diferencias de otros pasatiempos donde las palabras, los conceptos, las letras... requieren una mayor cultura y conocimiento, los números del sudoku requieren la aplicación práctica de la lógica, el uso perspicaz de la vista, disponer de un cerebro amueblado con cierto orden..., solamente. Claro que hay niveles, y libros a la venta en los quioscos que los clasifican por fáciles, medios, difíciles y ... endemoniados.
Supongo que su expansión fabril se debe al uso de algún que otro programa informático que permite ponerlos a nuestra disposición como churros.

Se asegura por los expertos que es bueno y conveniente que las personas mayores dediquen un tiempo a los juegos, para que el intelecto no se oxide con el paso del tiempo. Ahora tienen además de estos sudokus muchas más alternativas para entrenarse mentalmente y distraerse. Por ejemplo, una firma de juguetes de Denia ha creado una línea especial de juegos de mesa para ellos –nosotros- con el nombre de Maxis.
Son juegos de toda la vida (dominó, parchís, lotería) y algunos más adaptados desde el segmento infantil que estimulan el orden en el espacio.

Pero se nos anuncian también videojuegos para la tercera edad. Como parece ser que hay juegos de PC que han resultado no sólo entretenidos para nietos como para sus abuelos, a quienes ayudan a ejercitar la memoria y la creatividad, las nuevas estrategias comerciales de los fabricantes responden a la consigna de “entretener y educar sin límite de edad”.

”El planteo –y transcribo literalmente- tiene que ver con los resultados de encuestas recientes que revelaron que abuelos y nietos comparten varias horas del día frente a los monitores y turnándose el uso del mouse”.

Pero... cuidado. En el juego, como en otros aspectos vitales, puede caerse en el exceso; el lenguaje lo define como ludopatía, y todos conocemos algún caso concreto, y a todos nos llama la atención cuando un niño sentado a la mesa, en lugar de cuchara y tenedor está mano a mano con la maquinita. Por eso me preocupa –dicen que con el tiempo las personas nos volvemos a la edad infantil- que podamos caer, con tanta oferta, en la adicción sin límites.

Y en lugar del geriatra, no tengamos mas remedio que visitar al sudokologo.


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