¿Quién vendrá a recoger este poema
que he dejado en las zarzas del camino
por donde voy, errante peregrino,
tras la solución de mi problema…?
¿Quién vendrá a susurrarme que no tema
las aguzadas puntas del espino…?
¿Quién me dirá mi norte y mi destino,
aliviando la duda que me quema…?
¿Quién me dará su paz y su consuelo,
devolviendo razones a mi vida…?
¿Quién calmará el dolor de mi costado…?
Llevo ansiedad de luces y de vuelo,
En mis entrañas y en mi ser, prendida…
¿Quién recogerá este verso abandonado…?