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EL MISTERIOSO FEMENINO

(por Matías Mengual)

Matías Mengual

  

El caso es que, antes de ponerme a escribir, daba por seguro que con este epígrafe atraería, solícito y absorto, a algún nuevo lector. Particularmente, me gusta como título. Ambas palabras, misterioso y femenino, habían captado mi atención previamente. Hacía días que no se me ocurría algo interesante para este mes cuando, leyendo el Tao, creí haber encontrado una veta. Pero hete aquí que, al realizar pesquisas me entero de que, en esta ocasión, la palabra misterioso no adjetiva los rasgos propios de la mujer, sino a aspectos de su mismo género raramente contemplados. Y, a partir de ese momento, me sentí como si, admirando una rosa, que es algo que también suelo hacer, tuviese que explicar que una flor no nace para ser hermosa, sino para ser flor.

   

Aun así, la lectura más detenida de estos versos de Lao Tse me determinó a continuar:

El espíritu que nunca muere / se llama el misterioso femenino. / Aunque abarca todo el universo, / nunca pierde su impecable pureza. / Aunque asume un sinfín de formas, / su verdadera identidad permanece intacta.

La puerta del misterioso femenino / se llama la raíz de la creación.

Escucha su voz, / oye cómo suena en el universo. / Sin excepción, revela su presencia. / Sin excepción, nos lleva a la perfección. / Aunque es invisible, es permanente; / no tiene fin.

  

La autoría del Tao Te Ching (libro de sabiduría del que se afirma que ha sido el más traducido del mundo después de la Biblia) se atribuye al profeta chino Lao Tse. Fue escrito hace tres mil años y su texto contiene cinco mil caracteres chinos, que suelen ser interpretados de diferentes maneras. Según explica Wayne W. Dyer, “Tao”·significa “el Camino”; “Te”, lo que aporta luz y color al Camino, o sea, la manera de significarse el Tao; y “Ching”, “Libro”. Por lo tanto, me atrevo a definirlo como un libro para comprender, o “vivir”, el Camino que cada uno entiende que debe seguir. En el mismo sentido, el propio Dyer especifica en su libro “Nuevos pensamientos para una vida mejor” que el Tao Te Ching sigue siendo todavía un valioso recurso para llevar una manera de vivir que garantiza integridad, alegría, paz y equilibrio. Y, por lo que llevo leído del Tao y logro entender, eso parece. Con lo cual, mi mayor ilusión de ahora es vivir creativamente este momento de escritura, simplemente, porque es lo que me ocupa ahora; y, sobre todo, porque explícitamente dice: “el Espíritu que nunca muere, sin excepción, nos lleva a la perfección”, perspectiva incitante para que uno intente ponerle luz y color a todo lo que emprenda.

  

Así es como este misterioso femenino está siempre dando a luz, es la raíz de la creación, y abarca todo el universo. A mi entender, esa fuerza creadora, eterna fuente continua de nueva vida, quedó explicada en “La atracción del Género opuesto”, artículo publicado en el Boletín Nº 105 de Febrero 2009, del que transcribo: “En el proceso creador actúan dos principios, el masculino y el femenino. Cada principio es incapaz de energía operadora sin la ayuda del otro. La función u oficio que el principio masculino cumple parece ser el de dirigir a cierta energía inherente hacia el principio femenino y, en virtud de ello, es éste, el principio femenino, el único que ejecuta siempre el trabajo activo creador”.

  

Otro lo verá de otra manera, pero, a mi entender, de acuerdo con el significado de la palabra china “Te” (la manera en que se me manifiesta el “Tao” o el Camino), no puedo pasar por alto la atracción del género opuesto, ya que cada principio (el masculino y el femenino) es incapaz de energía operadora sin la ayuda del otro. Por eso entiendo la atracción como algo necesario, y la repulsión, también, porque, sin la fealdad, no distinguiría lo que es bello. Sin excepción, como dice Lao Tse, el misterioso femenino revela su presencia. Y yo lo veo en el Camino. Lo que no veo es la causa que atrae al protón hacia el electrón. Pero eso es harina de otro costal.

  

Para mí, la rosa revela su presencia por su belleza, y sigue siendo flor. Y la mujer ¿seguiría siendo madre si no fuese hermosa? En el Camino, todos podemos ver la belleza como belleza. Y, gracias a lo bello, podemos vivir creativamente. Hemos de desearlo para seguir siendo.

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