Por tu primera letra y como si de un pasadizo se tratara, el soplar del tiempo desprende y en remolinos aleja en el calendario los meses de agosto y de septiembre. Se va el verano; despacio, entre días brillantes, luminosos de sol o nublados y lluviosos, no hay prisa. En el mar el agua está más fría, más oscura, hay menos gente. No hay niños jugando en la arena a hacer castillos, están en el colegio. El color de las toallas esparcidas ha desaparecido dejando la arena fina y dorada al descubierto. En el campo el sol es diferente, su brillo y su fuerza en el verano han cambiado, ahora es reposado, casi dulce y la luz que se cuela entre los árboles separa las hojas con la brisa. Ese árbol presenta una sombra más alargada que en julio. Las hojas se desprenden secas y marchitas y cubren el suelo. El verde se apaga, dando paso a los dorados, marrones y rojizos.

     Octubre, traes el otoño contigo ya instalado y se abre una puerta nueva cada año. Por ella tendrán que entrar y salir las decisiones y los cambios. La mirada se ha perdido tras un velo del recuerdo que ya  empieza a  ser lejano; pasado o presente, añoranza o reflexión, un gesto cansino reúne pensamientos. Comportamientos que hay que modificar, escondidos tras propósitos nuevos que sabes no son válidos, un “tengo que dejar de fumar” o “voy a estudiar inglés este curso que entra”, sabes que hay que cambiar aptitudes y hacerlas diferentes para que den lugar a respuestas distintas y por tanto a otras decisiones.

     En las casas ya cerramos un poco las ventanas y empiezan a salir del armario las mangas largas, se guarda el bañador y la ropa del verano; pantalones cortos, camisetas, vestidos de hombros descubiertos y se deja sitio a la bufanda y a los guantes que ya les llegara su momento como al paraguas.

     Caminando en el sendero de los días, despreocupadamente o no, el calendario que tan bien conocemos con sus nombres y sus fechas, sus fiestas rojas y domingos, nos irá llevando por los meses y el concepto de tiempo que tenemos nos marcará una cana, una arruga o un silencio.