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CIEN AÑOS DEL NACIMIENTO DE MIGUEL HERNÁNDEZ GILABERT

(por Fernando García Cabrera)


     El próximo 30 de Octubre de 2010 se conmemorarán los CIEN años del nacimiento, en Orihuela, de su poeta Miguel Hernández Gilabert.

     Antes de comenzar mi comentario, he de indicar que si bien es conocido el poeta como Miguel Hernández -posiblemente porque pueda quedar mejor en el aspecto de autor literario-, he introducido el segundo apellido, pues si alguien dio mucho de su vida fue su madre, pues ella lo incorporó al mundo: dio a luz, alimentó, etc. etc., y, a mi entender, en esta su patria chica, debemos rendir el recuerdo y el honor de haber aportado a la sociedad de su tiempo a nuestro célebre y admirado poeta.

     Sobre Miguel Hernández, mucho se ha escrito y se continuará escribiendo. Me llamó en su día la atención un artículo publicado en El Mundo el viernes, 19 de junio de 1998, firmado por don Luis Antonio de Villena, en su página de cultura. Crítica de libros: “Viento del Pueblo. Antología poética”, en el que nos dice textualmente el autor: “…Es el libro que encumbrará la poesía del realismo socialista…”

     No quiero criticar el artículo en cuestión y menos después del tiempo transcurrido, pues no poseo ni la más lejana sombra de cultura y formación para ello, pero expresar una opinión y plantearme responder si puedo a algunas preguntas, sí me atrevo.

     Estoy de acuerdo en que “Viento del Pueblo” pueda ser la obra más vibrante de quien mereció ser llamado “gran poeta del pueblo” y “el primer poeta de nuestra guerra”. Don  Juan Cano, en su obra también titulada “Viento del Pueblo”, asegura que lo es, y, realmente así parece.

     Vientos del pueblo me llevan,/ vientos del pueblo me arrastran (…), el autor alude a aquél viento huracanado, al desbordamiento de vida … - yo me atrevo a pensar, además, que es una lucha interna de lo que Miguel Hernández piensa y cree comparándolo con su vida real y la lucha fratricida de la guerra-. A esto le podemos echar muchos ingredientes: la vida llevada de niño, la escasez económica de su casa –comparándola con la de otros compañeros del Colegio que vivían en la abundancia-, las enseñanzas recibidas en el Colegio de Santo Domingo, de Orihuela, a la sazón regido por la Compañía de Jesús, frente al movimiento de los militares traidores (según su entender). Estas cosas nos pueden llevar a preguntar, y posiblemente sean objeto de estudio  -si no lo han sido ya- que en el Colegio debió llevar a cabo  los famosos “EJERCICIOS ESPIRITUALES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA”, el que definió al hombre “mitad monje, mitad soldado”, el que hacía ver la Vida de Jesucristo, trasladada a su época: vida material-vida espiritual; los problemas cercanos del hombre y su sociedad, con la proyección hacia el Altísimo, la penitencia unida a la eucaristía y las bienaventuranzas… ; todo esto lo llevó Miguel desde su estancia en el Colegio y que posteriormente -a mi entender- lo quiso llevar a imitación de Cristo hasta sus últimas consecuencias, y creo que esta fue su meta aunque no se exprese así.

     Copio unos trozos de su propia definición: Miguel Hernández piensa que “su función de poeta” es precisamente “levantar los ánimos”, “sembrar fe” en el triunfo del pueblo y “conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas” (…) Es uno de los romances más característicos de Viento del Pueblo, son su “tono fervoroso, confiado y arrogante…”.

     Marie Chevalier, que descubrió una versión a lápiz con abundantes variantes, nota cómo “el poeta parece exorcisar fantasmas interiores”, (…) Estas versiones revelan, de modo sorprendente, las tremendas dudas y angustias del hombre.

     ¿Era ésta su lucha interna provocada por la formación religiosa recibida, por todos los Colegios que pasó y el último precisamente regido por la Compañía de Jesús?; ¿su comparación personal en el trato con sus compañeros de colegio (de pago o gratuito)?; ¿las diferencias sociales existentes en la sociedad de su juventud en que vivió y, se resistió a esa diferencia entre pobre y rico?

     ¿Es posible que fuesen estos parámetros los que le puedan prefijar el origen y el sentido de toda su poesía?

… de dormirme sobre el agua/ y de despertar jamás/ y no saber más de mí/
mañana por la mañana…/ Qué hondura más honda veo! (…)

     El propio Miguel dice: “… no vendo mis alegrías y mis penas no me es posible hacer el oficio de mercader con ellas ¿Anda el solar decaído? De poetas es levantarlo, elevarlo, crearlo, inventarlo…

     Le podríamos preguntar al autor del artículo periodístico lo siguiente:

     ¿Esta es la poesía del realismo socialista…?

     ¿Esto es socialismo…?

     ¿Esto es cristianismo…?

     ¿Cabría pensar en Miguel Hernández Gilabert, como hombre político?

     Esta es una lectura muy personal y muy particular, pero como indiqué al principio, son planteamientos personales y, como tales, discutibles  y de opiniones variadas y diversas. Ahí quedan y, espero que alguno de los que lean estas indicaciones, respondan cara al lector, a la vez de insistir en la lectura  de los escritos de Miguel Hernández y procuren meditar sobre ellos.

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