Índice de Documentos > Boletines > Boletín Junio 2010
 

ATRACO A LAS 3
     (por José M. Quiles Guijarro)     

José Miguel Quiles


Según parece, los grandes centros comerciales estiman en un 7% sobre las ventas el importe de pérdidas por robos, deterioros de existencias,  etc… de ahí que extremen al máximo la vigilancia en este sentido. Y yo fuí una víctima de ese exceso de celo.

Una mañana accedí al centro comercial con mi periódico en la mano y con total tranquilidad fuí aquí y allá, compré unas fruslerías  y me puse en la cola de caja. La cajera, una chica menudita pero, por lo visto,  con carácter, pasó por el lector los yoghourts, las almendritas, las patatibiris… “el periódico por favor...”

- ¿El periódico? Señorita el periódico lo traía yo….- Le contesté.

- Estos períódicos se venden aquí, caballero, ¿Me permite? – Me cogió el periódico y lo miró detenidamente, con un gesto acusador.

- ¿Se venden aquí? Dispense usted pero este periódico es de carácter nacional, se vende en todo el país. – le contesté.

Cartel "Atraco a las 3"Los clientes de la cola empezaban a percatarse de la conversación y del gesto desconfiado de la cajera. Entonces, dialogante y conciliador, le expliqué a la cajera:

- Verá,  señorita,  yo compro todos los viernes “La Razón”,  en mi kiosco habitual, porque regalan una película española – me metí la mano en el bolsillo interior de la americana y le mostré el DVD, - ¿Ve usted? Hoy daban “Atraco a las tres” de José Luis López Vázquez…

La cajera cuando vio sacar del interior de la chaqueta un DVD, le brillaron los ojos. ¡Allí estaba el cuerpo del delito!

- A ver,  a ver… - cogió el DVD, con manifiesta desconfianza,  buscó detenidamente por el celofán el membrete de la casa o en su defecto la señal de haber sido arrancado.

Aquí se terció un áspero diálogo, la cajera me llamaba “¡Caballero!” yo la llamaba “¡Señorita!”. Realmente el periódico valía 1.30 €, era cuestión de llevar la razón. No satisfecha con su intento, se giró de medio lado y cogió el teléfono y en un tonito muy confidencial empezó a explicar la situación. Yo sentía la mirada de los clientes sobre mi rostro como puñaladas. ¡Te han cogido! Fue entonces cuando mi dignidad se resintió y levantando el dedo índice dije, más bien para que me oyera la gente:

-  ¡Gracias a Dios, señorita, tengo 65 años y jamás he necesitado robar nada a nadie! ¡Sepa usted que he trabajado 45 años en una Caja de Ahorros!” – Y me quedé con ganas de decir “¡He trabajado 45  pero he cotizado 50!” –

La cajera era poquita cosa y yo creo que en los cráneos pequeños las ideas apenas pueden revolverse, generalmente entran y se quedan estáticas. Era mejor callar y esperar a ver como rompía la cosa,  así que desvié la mirada y con una sonrisa de conejo soporté la mórbida atención de los clientes. La cajera,  por fin,  colgó el teléfono y con gesto de perdonavidas y siempre sin mirarme a los ojos, me devolvió el DVD, me dijo el total de la cuenta y me preguntó en tono seco:- ¿Contado o crédito?Y ahí terminó la cuestión. Todo se reducía a que accedí al centro por un paso equivocado.

Volver